
El nacimiento tuvo lugar hace justo una semana, el domingo por la noche veníamos de ver unas operas (oh, sí, Operas con tema suráfricano, pero no nos gustaron mucho, así que no comment) y estábamos cenando con Tanya, Heinz, Lucy y Kapi, cuando Bella empezó con sus contracciones.
Jose y yo dormimos a pierna suelta, pero Tanya estuvo toda la noche despierta asistiendo al parto. Pensad que alumbrar a 8 cachorros lleva su tiempo...
En fin, toda la semana esto ha sido un desfile de gente viniendo a ver a los cachorritos. La verdad es que están muy cucos.
Pero... la vida tiene su cara oscura, hay alguien que está sufriendo con todo esto porque, sin comerlo ni beberlo, de pronto, ha visto usurpado su lugar en la casa y se siente desplazada, desatendida, literalmente... ¿sola?
Aquí tenéis a Ginger:

Es una hermosa gatita, elegante e independiente, pero con un ligero ataque de celos.
Ginger anda por el jardín y entra a menudo a nuestro hogar (os recuerdo que es la casita adicional a la casa de Tanya y Heinz). Aquí no huele a cachorrito y además no tiene competencia animal. Aunque a veces Jose y yo podamos ser bastante animales... La pobre va buscando una caricia amiga, un mimo. No se trata de comida, sino de afecto exclusivo.
No penséis que en su casa no la quieren. Ok, Bella y los cachorros ocupan ahora un rincón del espacio por el que Ginger era reina y señora: la cocina. ¡Pero tiene un sitio nuevo! ¡Y una mesa de comida nueva! Justo en el porche.
¿Lo véis?

Creo que si Ginger pudiera leer la notita, sabría descifrar el mensaje entre líneas. Aún así, confiamos en su instinto y en el triunfo del Amor.