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jueves, 22 de enero de 2015

Carta desde Ciudad del Cabo


Cuando vivíamos en Ciudad del Cabo y escribíamos a menudo en este blog había personas que nos leían también con asiduidad. Una de ellas era María Sererano. No nos conocíamos, nos conocimos más tarde, en Barcelona y, más tarde, en Finlandia. ¿El mundo es grande? A veces tengo la sensación de que no tanto. Y eso me encanta. 

Como también viaja de vez en cuando a Ciudad del Cabo y como también esta ciudad, y el país entero y su gente, la tienen embrujada, la pedimos, hace tiempo, que nos escribiese su historia. Y nos escribió algo, algo que compartimos ahora, con su permiso, claro, en un momento muy bonito, porque ella esta, de nuevo, viajando a aquellas tierras... y con ella una parte de nosotros viaja... Volverá de nuevo a ser abril...


Hermanus

Es uno de los últimos días del viaje y amanezco con una tos que me sacude entera. Estoy con una amiga en Hermanus, la pequeña ciudad costera donde en esta época, en primavera, se avistan las ballenas. La cama es demasiado blanda, apenas he podido dormir, escucho el agradable rugir del mar.
Ayer arrasó una tormenta con inundaciones, me he echado una manta encima, aparte del fino edredón.
Tenemos vistas al mar, es hermoso. En el aire hay humedad salda pero las nubes se disipan.
De repente recuerdo a mi amigo Johnson Mlambo. Johnson me ha contado que a veces tose como yo. He tenido el honor y el placer de escucharle contar muchas cosas de su vida porque hemos compartido momentos muy especiales en dos cursos de narración, de cinco semanas cada uno, en la Ciudad del Cabo.
Johnson fue una de las figuras clave de la lucha contra el apartheid y pasó veinte años encarcelado en Robben Island, el Alcatraz de África, desde los 23 hasta los 43. Ahora ya pasa de los setenta y me ha hablado de esa tos, que nunca le he escuchado pero que dice que le viene en momentos de tensión y estrés y que por muchos exámenes médicos que le hayan hecho, no le encuentran ninguna causa fisiológica.   
Amanezco en Hermanus, la tos me sacude entera y miro el mar, el amanecer grisáceo y más fresco de lo normal para la época. Todo lo que he visto en Robben Island, todas las imágenes que Johnson me ha dejado a lo largo de estos años de amistad... de alguna manera cobran vida propia. Lo veo, en la isla, en la colchoneta gris en el suelo, con una manta fina por encima, tras una noche de tos en una fría y húmeda mañana de invierno teniendo que levantarse temprano. Los empujones, los malos tratos, algunos días agua helada e insuficiente para lavarse. (Contaba que a veces para humillar a los prisioneros, les daban el tiempo justo para enjabonarse y luego los obligaban a continuar, a vestirse). Salir a la cantera, con habre y tos. El polvo que se mete en los ojos y en los pulmones. En verano un sol inclemente, en invierno una humedad como la de mi Cádiz. El trabajo duro, los insultos y las vejaciones. Las torturas. Veinte años maltratando el cuerpo y el alma. Cinco visitas en veinte años, celda de aislamiento si te pillaban con un periódico. 
Pero también la entereza de los compañeros, el lema: 
Lucharemos 
sufriremos 
nos sacrificaremos  
La pista de tenis hecha clandestinamente con cemento robado, tacita a tacita. ¿Cuántas tazas de cemento hay en una pista de tenis?
En el curso de narración autobiográfica, trabajamos con la voz de distintas maneras, con el aspeto fisiológico, con esa voz neutral que sirve para nombrar - y para dar un descanso al oyente - la voz teñida por los sentimientos y finalmente, la voz que viene muy de dentro y que dice grandes verdades. Johnson es un maestro de esa voz profunda y sincera y cuando nos pidieron que la practicáramos, completando la frase: "I have learnt" Yo he aprendido. Johnson simplemente dijo: "Yo he aprendido a esperar". 
Con su permiso cuento, desde hace un par de años, una historia de su vida que él llama "Un río de lágrimas". Es la historia de cómo aprendió a llorar, pasados los cuarenta, escuchando las palabras de un poeta en La ISla. Suelo empezar preguntándole al público qué recuerdan de sus vidas entre los 23 y los 43..., una época en la que a menudo estudiamos, empezamos a trabajar, conocemos a nuestra pareja, creamos un hogar, tenemos hijos y los criamos... Johnson aprendió a esperar. También hizo la carrera de Económicas a distancia en la Universidad de Londres, desde la filial de la Universidad de Robben Island como llamaban a la isla, por ser un lugar de aprendizaje donde el lema de los presos políticos era "cada uno enseñando a otro", "each one, teach one". 
Hay ciertas experiencias que comparto con Johnson, un poco de refilón: recuerdos de infancia de la dictadura. Recuerdo sobre todo el pasar la frontera con literatura prohibida, de chica, tras la revolución del 23 de abril en Portugal sin ir más lejos. A menudo me hacían sentarme en las cajas que contenían el material clandestino porque "no te van a hacer levantarte", me pedían que hiciera como si nada y a mí me entraba hipo del susto, cada vez. Crucé muchas fronteras con hipo, entre los cuatro y los ocho años... 
Recuerdo el exilio hecho cotidiano al criarme rodeada de refugiados chilenos cuando estaba en Finlandia. Las canciones de lucha y resistencia que aprendí desde pequeñita, eran muchas más que las que me sabía de Los Payasos de la Tele; Víctor Jara, Raimon, Theodorakis, Jarcha... Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad... Recuerdo los conciertos censurados donde el público cantaba las estrofas prohibidas, vuelvo a sentir el miedo - y la unión, la esperanza.  
Hay muchas cosas en Sudáfrica que me suenan y resuenan y me brindan un espacio para salir de una cierta soledad de experiencias conmúnmente no compartidas. 
En este viaje Johnson acompañó al grupo de narradores en una visita a Robben Island. Me alegré mucho de haber ido ya antes, de haber escuchado sus historias ya antes -aún así no estaba preparada para el torrente de emociones que me envolvía al verle recorriendo esos patios y esas celdas y contando su historia en el autobús a petición del guía. 
Era una historia de torturas vejatorias, por haber colapsado llevando la carretilla cargada de piedras a pleno sol y le pregunté si se sentía cómodo compartiendo las experiencias. 
- Tú sabes - respondió con un guiñó - hay cosas que cuento y cosas que no las cuento. 
Porque Johnson es un héroe de la lucha contra el apartheid, es un ex-dirigente del PAC -la segunda organización después del Congreso Nacional Africano - es un hombre que ha hablado en la ONU, que se ha entrevistado con líderes políticos de todo el mundo, que pasó 20 años en la cárcel y diez en el exilio... pero es también sobre todo un señor de una inmensa humanidad, un hombre muy religioso, un padre de familia y un esposo cariñoso con un gran sentido del humor y con una capacidad para perdonar que solo he visto en Sudáfrica, y no solo en él, sino en muchas personas. 
Esta vez nos amenizó una cena contando cómo se comían a las gaviotas y los gatos salvajes que pillaban en la isla y cómo se apuntaban los carceleros. Sobre cómo, cuando finalmente conoció a su esposa, no se pudieron casar, tuvieron que esperar 10 años porque los mayores, la familia de ella no se ponían de acuerdo. Nos cuenta de cómo tras un acto de conmemoración en Robben Island con los presos políticos, los organizadores tras escucharles les preguntaron horrorizados si habían recibido alguna terapia a posteriori para superar el trauma. "Nosotros dijimos que no", contaba Johnson, "que no nos hacía falta porque éramos luchadores fuertes y valientes... pero luego, sabes, pasamos la noche allí en una pensión y estuvimos hablando sobre el tema entre nosotros y era gracioso porque, si eramos dos hablando de a dos, estábamos de acuerdo en que nosotros no necesitábamos terapia, pero Fulano, Fulano sí que estaba un poco raro y le podría venir bien. Y así todos, todos pensábamos que eran los demás los que necesitaban terapia". 
Se reía, para luego ponerse sería y añadir: "Yo luego sí hice una terapia. Creo que fue útil. También me hicieron unos chequeos médicos, pero esa tos... nunca han encontrado el porqué de la tos. Yo creo que es psicosomática". 
Recuerdo la historia de cómo lo enterraron vivo dejando sólo la cara fuera, de cómo los carceleros orinaban en su boca, del ojo que perdió en la isla en un motín. Tantas historias que hace unos años solo callaba, historias que su esposa y sus hijos no conocían... esas historias que por fin pueden salir. 
Pienso en Johnson diciendo: "Éramos ocho hermanos y de los ocho yo siempre fui el más tímido". Pero también pienso en su voz, como se escuchaba por todo el autobús e incluso hizo callar a la española que tenía detrás mía que -afortunadamente en castellano- exclamaba: "¡No me lo puedo creer, no funciona internet! ¿Por qué todo me pasa a mí?". 
En Hermanus la tormenta y las inundaciones se llevaron media playa. Varias carreteras costeras fueron cerradas por derrumbamientos pero nada impidió que yo volviera a Europa. 
Estoy de vuelta en Europa, la Ciudad del Cabo la llevo en el corazón encerrada hasta la próxima. Mandela, Madiba cruza la última frontera, y yo acabo de irme. El invierno se hace presente en este continente, cuando yo iba encaminada al verano. Una canción de la juventud vuelve a dar vueltas y vueltas. ¿Quién me ha robado el mes de abril?

María Serrano


lunes, 17 de febrero de 2014

1º MARATÓN DE CUENTOS DE CIUDAD DEL CABO

El sábado 15 de febrero tuvo lugar en el Center for the Book el 1ª Maratón de Cuentos de Ciudad del Cabo, un evento programado dentro del proyecto Cave to Cave (Historias de Cueva en Cueva) en el que participan el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara, España, con otros dos socios europeos y Sudáfrica. Todo ello se enmarca en el programa de ayudas de la EACEA de la Unión Europea para la divulgación de intercambios culturales. En resumen, muchas personas trabajando por detrás para dar vida a una serie de eventos donde la narración oral es la principal protagonista.



Nosotros hemos aportado nuestro granito de arena en la distancia y eso nos llena de entusiasmo y nos pone una sonrisa en los labios porque aunque no hemos estado en Ciudad del Cabo el día 15, los ecos de las historias han llegado hasta una soleada Barcelona. 

Sabemos que hubo mucha gente y que hubo rap, que las historias no cesaron desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde y que hubo tambores y risas. 




Lo mejor es que ya se ha anunciado un 2º maratón de cuentos para el 2015 y esperamos que así sea. 

Lo que queremos compartir con vosotros es el asombro de dos que un día se atrevieron a meter un deseo en una botella y lanzarla al mar. Sabiendo que lo más probable es que nunca volvieran a saber de ella. Pero mira tú que por el camino la botella se encontró con gente que la ayudo a cruzar el charco, la fueron empujando, guiando  y un buen día la botella fue abierta, el deseo se cumplió y además se lo contaron. Colorín colorado, con suerte, este cuento no se ha acabado.

lunes, 25 de febrero de 2013

HUELLAS

¡Ay, cómo pasa el tiempo! Ya hace un poco más de dos meses que estamos en Barcelona.

Hemos estado regresando todo este tiempo, por eso no hemos escrito ninguna entrada en el blog.

Cuesta mirar atrás y pensar en nuestra vida en Ciudad del Cabo: una cotidianidad ha suplantado a otra.

También es verdad que, desde la distancia y echando de menos todo aquello, me doy cuenta de que en el fondo no hemos dejado nada, siguen con nosotros los amigos, las experiencias y las ganas de seguir recorriendo un camino que nos llevará de aquí allá, pasando por muchos muchos lugares (al menos eso espero).

A Sudáfrica volveremos. ¿Cómo puede ser de otra manera? Jose, de hecho, ya está preparando un viaje de seis semanas para hacer trabajo de campo y asistir a un congreso en Pitermaritzburg entre los meses de abril y mayo.

Pero antes de volver, hicimos una fiesta de despedida. Compramos un mantel de algodón y pinturas de colores para pedirle a los amigos, perros y gato que, entre bocado y bocado, nos dejaran sus huellas.

Y aquí están, bien visibles, las manos de aquellos que siempre sentimos cerca:



No vamos a cerrar este blog, aunque ya no lo actualizaremos tan a menudo, ahora nos centraremos en otro blog que teníamos un poco dormido y al que, por supuesto, os invitamos a participar: ESCUCHANDO CON LOS OJOS

En cualquier caso GRACIAS por acompañarmos en nuestra experiencia de dos años, y un poquito más, en la preciosa tierra del Cabo.

Un abrazo,
Jose y Helena

viernes, 9 de noviembre de 2012

La belleza de la herida

Acabamos de volver de un viaje de investigación por Lesotho y pronto os colgaremos algunas imágenes, pero esta entrada va dedicada a dos protagonistas muy especiales: Amigo y Emilu.

Los dos comparten historias de supervivencia y tienen bien visibles en sus cuerpos las señales de su pasado. Pero eso es lo que les hace únicos y hermosos.

Amigo es un chihuahua que vive en medio de un bosque húmedo que a menudo se cubre de niebla.
Es un lugar idílico cerca de Pietermaritzburg, en la provinncia surafricana de KwaZulu-Natal.



No hace mucho, un águila lo aferró (aún conserva las marcas de las garras en el lomo), pero, quién sabe por qué, lo soltó o se le cayó. Tuvo suerte porque alguien lo recogió en el bosque y lo llevó al veterinario. Ahora Amigo vive con nuestro amigo Michael y su familia. Está bien, aunque se asusta con facilidad de los extraños.

Los hijos de Michael le llevaron al colegio y los niños inventaron distintas historias sobre su encuentro con el águila.

Emilu es otro perro rescatado y vive con nuestros amigos John y Cara en Johannesburgo. Como muchos perros en las townships tiene una oreja levantada y otra caída lo que le da un aspecto muy desenfadado. Además, como se puede apreciar con facilidad, le falta un ojo.


También se asusta con relativa facilidad, pero igual que Amigo le planta cara a las dificultades y ladra con valentia desde una prudente distancia. Es bastante cariñosa y le gusta acercarse a ti una vez que ha comprobado que tus intenciones son pacíficas.

Me gustan estos dos animales porque son supervivientes, han sufrido el dolor en sus carnes y eso les ha dejado huella, pero están vivos y disfrutan del día a día: corren, ladran, comen, se dejan acariciar y aman. Son hermosos, a su manera. Frágiles y fuertes al mismo tiempo.

Hay una belleza en las cosas heridas y rotas que las dignifica y las da un profundo sentido vital, una fuerza genuina y una esperanza de futuro.

Emilu me recuerda el trabajo del artista japonés Yoshitomo Nara.

Niñas heridas que miran desafiantes.


Perritos tímidamente coquetos que, aunque lo pretendan, no pasan desapercibidos.


lunes, 7 de mayo de 2012

PIEDRAS

Nos gustan las piedras: los cantos rodados de la playa, las rocas, las chinitas que se te cuelan en el zapato y las montañas.

Allá donde vamos siempre hay una piedra que adoptar. Incluso se ha llegado a dar el caso de una enorme y redonda dolerita en el Karoo que me ha adoptado a mí. Fue ella la que me escogió. Yo solo la abracé.

Jose está especializado en recoger piedras viajeras, a las que les gusta ver mundo. Son muy independientes, y después de un tiempo de compartir caminos con él algunas deciden irse por su cuenta.

Hace tiempo recogimos dos especímenes muy especiales: un cuarzo rosa y una piedra negra en forma de huevo, que es, de hecho, una gota de magma solidificada.

Cuando conocimos a Heidi Hesseling encontramos un alma gemela. Ella además de amar y recoger piedras hace joyas con ellas.

Y ella ha hecho estos colgantes para nosotros.


Nos gustan muchísimo porque permiten ver las piedras en todo su esplendor. Además la estructura no las rompe, ni las hiere de ninguna manera. Si algún día las piedras quisieran regresar a su hogar - sabemos perfectamente donde las recogimos - podríamos abrir los enganches de plata que las sujetan y liberarlas.

De todas formas esperamos que se queden con nosotros mucho tiempo.

El cuarzo rosa, el espíritu de la lluvia.

La dolerita huevo, el fuego de la tierra.

sábado, 7 de abril de 2012

OTOÑO EN EL SUR

Hace unos días nuestra amiga Linka me contó que cuando enseñaba inglés les pedía a sus alumnos que escribieran haikus. Poemas cortos usando combinaciones de sílabas de 5-7-5 con referencia a las estaciones.

Hoy llueve aquí, la montaña está oculta tras las nubes y ayer había un montón de setas debajo de la escalera en el jardín.

Uniendo las dos cosas, Jose y yo nos hemos levantado esta mañana jugando a los haikus.

Aquí están. Son mejorables, pero nos hemos divertido.



Downstairs this morning
I saw mushrooms in the grass.
The Autumn is here.

Esta mañana
vi setas en el jardín.
Llegó el otoño.

De matinada
vaig veure bolets a l’herba.
La tardor es aqui.

Questa mattina
funghi sotto l’escala.
Arriva l’autunno.

lunes, 2 de abril de 2012

WEST COAST

Hemos estado un par de días en el West Coast National Park, a una hora y media de Ciudad del Cabo.

Nuestra amiga Susi con su hija Angelica de 9 años habían alquilado una pequeña casita allí y nos invitaron a acompañarlas.

No es la primera vez que visitamos el parque, habíamos estado ya en el 2010, nada más llegar, durante la primavera. Ahora el paisaje era muy diferente y también visitamos una zona que no conocíamos: la laguna de Langebaan, con el agua más azul y cristalina que he visto nunca.







Tuvimos mucha suerte porque pudimos bañarnos prácticamente solos en ese paraíso natural. El agua no estaba demasiado fría, aunque sí muy salada. Y hay que caminar por lo menos un kilómetro hasta conseguir que te cubra un poco.

El parque es un espacio protegido y con vegetación más bien baja, un lugar donde viven cientos de especies diferentes de pájaros. Es también un lugar de paso para muchas aves migratorias.

Sin acceso a internet, recepción de teléfono móvil o televisión, el lugar es un espacio de calma para contactar de lleno con la naturaleza.

Por primera vez en mi vida he sentido que mi fobia a todo lo que lleve plumas es una cosa más bien triste. Mis compañeros de viaje se deleitaban con los colores de los pájaros y he de confesar que resultaba elegante ver a los ibis planear cerca de la tierra y majestuoso ver al Sr. Pelícano aterrizar sobre la charca.

A nuestro regreso paramos en !Khwa ttu para ver la exposición sobre historias bosquimanas: Once upon a time is now.

Es una muestra muy bonita que se centra en el arte de narrar y también en algunos de los protagonistas de los cuentos bosquimanos: Mantis (llamado en /xam /Kaggen) y los elands.



Como dice uno de los carteles de la exposición: para los bosquimanos (también llamados san) el pasado es presente, incluso aunque la forma tradicional de vida de cazadores y recolectores haya desaparecido casi por completo.

A través de las historias todos podemos encontrar mensajes que perduran y que nos hablan de la necesidad de compartir, de cooperar, de respetar el medio ambiente y de cultivar la tolerancia y la igualdad entre hombres y mujeres. Eso no significa que las historias nos digan que la naturaleza es una balsa de aceite o un paraíso perdido. Al contrario, los animales se cazan y se devoran unos a otros continuamente y la tierra se agota y renace de nuevo, pero es muy bueno recordar que los humanos formamos parte de todo ello, aunque a veces tengamos esa peligrosa tendencia a sentirnos por encima de todas las cosas.

lunes, 26 de marzo de 2012

¡FIESTA!

El sábado celebramos el cumple de Jose con 16 amigos alrededor de la mesa.

Gracias a Tanya y Heinz incluso organizar la movida fue divertido. Heinz me llevó en coche a recoger el pastel de queso que hicieron especial para la ocasión y que pesaba lo suyo.

Y Tanya podría abrir un restaurante porque con su saber hacer alimentamos muy bien a nuestros invitados. El menú consistió en gazpacho, dos tortillas de patata, berenjenas al horno y pollo al horno con patatas fritas (de las de bolsa, sí). Los postres rozaban lo espectacular: mango con granada y yogurt griego, esta impresionante tarta de queso que veis aquí y el pastel de chocolate que trajo nuestra amiga Wendy.



Uno de los regalos que le hicieron a Jose me pareció la mar de original: una bolsa con un lote de productos típicamente sudáfricanos. La mayoria ya los conocemos y los consumimos asiduamente, aunque hay sorpresas...



Veamos:

1 paquete de rusks. Son unos bizcochos duros que se mojan en el té y que dan la impresión de ser un invento de las sufridas mujeres de los bóers para que hubiera algo dulce que llevarse a la boca durante sus épicos desplazamientos en carromatos tirados por bueyes por el interior de Suráfrica. Por alguna extraña razón a mí no me gusta mojar los bizcochos en el té o en el café, así que me los comía a mordiscos y poniendo cara de tía dura, hasta que un día me dejé media muela postiza en el intento y desde entonces dejamos de comprar rusks.

1 paquete de dröewors de avestruz. Son como unas salchicas secas. Es una forma de biltong, un tipo de "carne de tasajo" inventada por los bosquimanos que recuerda a la cecina y que alguna vez hemos llevado a España porque resulta adictivo.

Atchar y chutney. Son salsas picantes para acompañar carnes o pescados. Igual que el curry vienen de la India, pero se han introducido aquí de tal manera que forman parte de la cocina diaria.

1 bote de peppardews. Son unos pimientos pequeñitos que se venden en distintos grados de picante y que están como en salmuera. Muy ricos con las ensaladas.

1 caja de rooibos con "honeybush". El rooibos una infusión sin teína. Creo que es muy muy sana, pero tampoco me gusta demasiado. Tiene un sabor tan particular que solo lo puedo describir como "rooibos". El color es rojo y el olor intenso (de hecho, "rooibos" significa, en afrikaans, "arbusto rojo"). Se puede tomar con o sin leche, frío o caliente.

1 bote de Marmite. Eso es más bien inglés, pero también muy instalado en esta tierra. El sabor es tan agrio que me hace pensar en Zipi y Zape cuando les daban aceite de ricino. Buaj. Jose dice que ahora en Dinamarca lo han prohibido porque contiene demasiadas vitaminas. Los lugareños dicen que es la típica cosa a la que si no le has cogido el gusto de pequeño es dudoso que ahora te vaya a entusiasmar. En efecto, a nosotros siempre nos ha parecido, eso,¡buaj!

1 bolsa de dainties. Frutas secas deliciosas que se zampan como si fueran gominolas.

1 bolsa de tiras de mango seco. Sencillamente hmmmm. El envase especifica que los mangos son de los valles del Limpopo.

2 barritas de chocolate que no puedo describir todavía porque aún no las he abierto.

Podría añadir más productos sudáfricanos que me encantan y que no están en el lote: paté de snoek, cerveza de gengibre, Savanna Dry o Milo (es el colacao surafricano).

Creo que voy a comprar un lote variado de bebidas para hacer una descripción detallada de ellas en el blog. Será para dentro de unos días.

Mientras espero que el deseo de Jose cuando soplaba las velas, se cumpla.



Y por supuesto que se cuuuuumplan muuuuchos más....

martes, 7 de febrero de 2012

PLACERES VERANIEGOS

Cuando en Europa estáis con los termómetros bajo cero y sin quitaros la bufanda, en este lado del mundo estamos tomando cervecitas heladas mirando el mar. Pero no os preocupéis los que soñáis con el verano: todo llega y vuestra primavera está a la vuelta de la esquina.

Como no hay paraíso perfecto, he de decir que nosotros aquí vamos a la playa, pero no solemos pasar de remojarnos los pies en la orilla. El agua está demasiado fría para estas dos almas del Mediterráneo.
Además, ¡hay tiburones!

El sábado estuvimos paseando de St. James a Kalk Bay, dos pueblecitos costeros, y nos encontramos con una caseta para avistar tiburones y con la señal de bandera roja.

Según la señal que podéis ver aquí, hay cuatro tipos de bandera: la verde, que significa que las condiciones de avistamiento son óptimas -igual eso debe de tranquilizar-; la negra, mala visibilidad; la roja, alerta de tiburones y la blanca, que significa que sonará una alarma porque han visto un tiburón merodeando y es mejor que salgas inmediatamente del agua.



No sé cómo lo veis, pero yo casi prefiero bañarme tranquilamente en la piscina. Al fin y al cabo lo más que me ha mordido a mí en una playa ha sido una medusa; y solo eso fue bastante desagradable.

Otra actividad totalmente veraniega, y libre de tiburones, es ir de picnic. A los sudafricanos les encanta y a nosotros también.

El domingo pasado estuvimos en el De Waal Park, muy cerca de donde vivimos. Cantaban los Gugulethu Tenors, cuatro voces negras bien educadas que lo mismo te cantaban el "O sole mio", que una de Miriam Makeba.



Si queréis oírlos pinchar AQUÍ, merece la pena conocerles.

Estos chicos me emocionan con sus fantásticas voces y su sueño hecho realidad: de la township de Gugulethu a los teatros de opera. ¿Quién dijo "límites"? Además cantan en italiano, español, xhosa, africaans e inglés. Por lo que respecta al italiano y al español, su pronunciación es perfecta.

El parque estaba a rebosar.





Con el Monte Mesa y sentada en la hierba estaba en Sudáfrica, pero si cerraba los ojos mi corazón volaba a mi amada Italia.

Por la noche fuimos a cenar con nuestros amigos Edu y Sbo y celebramos que están esperando el nacimiento de su primer hijo o hija para dentro de unos meses.
Subimos a lo alto del hotel Ritz en Sea Point, tienen un restaurante giratorio con unas vistas estupendas. Tenemos que volver otro día para ver el atardecer desde allí, era ya de noche cuando llegamos. Aún así, contemplamos el reflejo de la luna sobre el mar, la silueta de la montaña recortada contra el cielo y las luces de la ciudad...

martes, 8 de noviembre de 2011

Llegadas y universos paralelos

El domingo pasado por la mañana fuimos al aeropuerto para recibir a nuestra amiga Belén que llegaba desde Barcelona. Ha venido cinco semanas a Ciudad del Cabo para mejorar su inglés en la misma escuela donde estuve yo hace unos meses.

Nos hace mucha ilusión tenerla con nosotros.

Estuvimos toda la tarde hablando, bebiendo vino y té, y comiendo scones, que hizo nuestra amiga Tanya. Un poco antes del ocaso salimos a pasear por la montaña. Había unas nubes mágicas que ayudaban a diluir los pensamientos y a pensar las extrañas formas (o no formas) en las que se presenta a menudo la Belleza.



Cuando llegó la noche noté el silencio más que de costumbre. No había viento. Cogí el libro que estoy leyendo ahora: Cafe Sheherazade de Arnold Zable y me topé con un pasaje que me deslumbró y que os copiaré a continuación.

El libro cuenta la historia de las personas que frecuentaban hace unas década el Cafe Sheherazade, situado en una ciudad australiana. Son historias de comunistas y judios de la Europa del Este, que tuvieron que exiliarse después de la Segunda Guerra Mundial. Cada personaje nos traslada un mundo desaparecido, aunque no tan lejos en el tiempo. Cada relato nos desvela las vidas de personas que han sufrido numerosos avatares y los han superado. Pero lo mejor es su necesidad de contar su historia, de contarse así mismos, porque sólo a través de la narración encuentran un sentido a su vida.

El personaje de la cita va de un campo de trabajo a otro, atravesando las estepas heladas del Círculo Ártico en 1941. Mientras camina, se cae exhausto, pero alguien le golpea y le obliga a levantarse. Esto es lo que ocurre entonces...

When he glanced up he saw a full moon so large and so near, it seemed he could reach out and touch it. Or eat it. Or step onto it, to wander its desolate craters and hills. It filled the skies. It filled the heavens. It filled his entire being, and, for a moment, it took him away from the smell of sweat, the life-sapping fatigue, the struggling breath.

On that night, under an impassive moon, Laizer discovered parallel universes, hovering side by sid, one of beauty, one of ugliness, one permeated by darkness, the other suffused with light. On that night Laizer regained his chilhood sens of naivety and awe; and he realised that by learning to manoeuvre between these alternate universes he could generate the charge of energy necessary for him to pull through. On that night, Laizer became a survivor.


Cuando él miró hacia arriba, vio una luna llena tan grande, tan próxima, que parecía que podía alcancarla y tocarla. O comerla. O caminar sobre ella, o recorrer sus desolados cráteres y colinas. Llenaba el firmamento. Llenaba los cielos. Llenaba su ser entero, y, por un momento, le llevó lejos del olor a sudor, de la fatiga que arrebata la vida y del esfuerzo por respirar.

Esa noche, bajo una luna impasible, Laizer descubrió universos paralelos que flotaban uno junto a otro: uno de belleza, otro de fealdad, uno impregnado por la oscuridad, otro repleto de luz. Esa noche Laizer recobró su sentido infantil de la ingenuidad y el estupor; y se dió cuenta de que aprendiendo a maniobrar entre estos dos universos paralelos podría generar la carga de energía necesaria para salir adelante. Esa noche, Laizer se convirtió en un superviviente.


Os preguntaréis qué tiene que ver este pasaje con la llegada de Belén. Pues mucho, porque con amigos como ella se puede compartir la vida ordinaria, pero también los mundos paralelos.

Desde luego, no es un secreto que tanto los que hacemos este blog como los que nos leéis recargamos las pilas porque hemos descubierto la existencia de esos "universos", así que pensé ¿por qué no compartir esta cita tan hermosa? Un poco de cotidianidad y belleza para mirar a la luna una vez más.

lunes, 31 de octubre de 2011

L y ELE



Igual algunos de vosotros no sabéis que ELE viene a ser una abreviatura de "Español como Lengua Extranjera". Siempre me hizo mucho gracia porque me recuerda la "L" de conductor en prácticas. Esta asociación me parece acertada por el hecho de que cuando estudias un idioma tienes un periodo largo y constante donde "practicar" es lo esencial.

Uno de mis objetivos durante mi estancia en Ciudad del Cabo ha sido y es practicar inglés y también enseñar español, a menudo las dos cosas van de la mano y ahora veréis por qué.

Los motivos por los que la gente con la que me he topado quiere estudiar español son variados: para viajar; porque les gusta cómo suena; por estudios; para mejorar en el trabajo o por motivos sentimentales (la persona de la que se han enamorado habla español).

Ninguno de estos motivos es más importante que otro, aunque a priori una visión romántica del asunto me hacía pensar que el tema del "amor" pudiera ser el que arrastrara más a la hora de aprender. La experiencia me ha demostrado que para nada. De hecho, lo que más engancha al tema de estudiar un idioma es divertirse con él y sentir el deseo de utilizarlo para comunicarse . Luego depende del tiempo disponible de cada uno y de la constancia.

Como yo también estoy en la fase de aprender un idioma y necesito practicarlo, la opción "intercambio" me ha ido muy bien. Una horita hablas inglés y otra español y nos corregimos mutuamente. De esta manera me he reído mucho con los errores típicos y me he dado cuenta de lo que sufren otros cuando intentan hablar conjugando verbos, usando el subjuntivo y peleándose con las diferencias entre "ser y estar".

Cuando preparo una clase de español intento explicar la gramática de forma práctica, de manera que a través de ejemplos de la vida real puedan aprender a utilizar la expresión adecuada. Eso implica además, dar un contexto y transmitir una forma de vida. Lo cual hace la cosa más interesante, la verdad.

Así si pregunto: "¿A qué hora cenamos?" La respuesta en español no va a ser: "La cena es a las siete y media" (lo que sería gramaticalmente correcto, aunque poco probable en España), sino que será "Cenamos sobre las nueve".

Pero ya sea en intercambios o en clase, siempre llego a la misma conclusión: lo importante es tener un mensaje que dar y hacer que el otro se entere. Eso es lo que da satisfacción y lo que engancha a seguir hablando y aprendiendo. Obviamente, para que haya un diálogo no puedes estar hablando todo el rato, también tienes que escuchar y entender: abrir las orejas es tan importante como abrir la boca.

Al mismo tiempo que aprendes un idioma, aprendes una forma de pensar. Te obligas a dejar atrás tu lógica de pensamiento y moverte a la lógica de pensamiento del otro. Por ejemplo, nosotros no necesitamos poner siempre pronombres en las frases porque la forma conjugada del verbo ya nos da la información necesaria, como en inglés no es así, simplemente tienes que recordar que ellos usan otra fórmula para conseguirlo: poner el pronombre siempre.

Ese es un ejemplo básico, pero hay diferencias más sutiles y elegantes que revelan otras formas de mirar la vida. A veces me encuentro dando vueltas a la forma en la que los ingleses "esperan". Nosotros esperamos tener éxito en los negocios; esperamos el autobus o a que llegue un amigos; esperamos que no llueva si vamos de excursión... , pero ellos "expect, hope and wait". O sea, "esperan" de forma diferente.

Si en lugar de ver esas diferencias como un problema, las vemos como una riqueza nos apetece saber más y más y no sólo eso, sino que además queremos descubrir nuevas formas de "decir" para descubrir nuevas formas de "pensar".

Ser "L" es fantástico, el campo de aprendizaje es inmenso y sorprendente. Cuando llegas a cumbre de la montaña, se acabó el viaje; más vale aprender a disfrutar de la escalada.

Otra cuestión que daría para desarrollar a parte es la parte del idioma que no hablamos con palabras: la entonación, los gestos, las miradas... Eso hace que hay gente a la que "entiendas", aunque hable turco, y otra a la que prefieras "no entender".

Gracias a mis intercambios y a las clases de español me he dado cuenta de lo agradable que es ver a otro esforzarse en comunicarse, avanzar y experimentar con las palabras.

La imperfección tiene un encanto incomparable. ¿Por qué siempre nos exigimos la perfección?

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡UN AÑO!

Hace un año estábamos en el avión camino de Ciudad del Cabo. Veníamos cargados de ilusiones y proyectos. Aunque también costó dejar ciertas cosas atrás...

Aquí hemos encontrado gente interesante, nuevos amigos, nuevos paisajes y experiencias enriquecedoras. En mayor o menor medida hemos intentado, tanto Jose como yo, cumplir nuestros sueños y objetivos personales. ¿Se ha cumplido todo? Ejem, estamos en ello. Lo bueno, no es llegar, dijo alguien, sino disfrutar en el camino.

Hace unos días compramos unos boles de cerámica para el desayuno con un lema que nos gusta especialmente:

Home is where the HEART is...




Esta noche para celebrar este viaje y lo que nos ha regalado ya, vamos a cenar con Tanya y Heinz. Cocinaremos nosotros, pero no vamos a hacer tortilla de patata ni paella, sino avestruz con verduras. Es muy posible que caiga un vinito o dos.

Y seguiremos sumando...


lunes, 29 de agosto de 2011

GENTE QUE ES DIFERENTE...

La semana pasada estuvimos recuperándonos de las emociones que dejó el congreso The couragge of //kabbo and a Century of Specimens. Se celebraban 100 años de la publicación de Specimens of Bushman Folklore y por ese motivo se dieron cita un montón de especialistas que presentaron su visión sobre la colección, sobre el arte rupestre, los cuentos y la historia de los bosquimanos.

Jose también presentó una ponencia basada en sus investigaciones sobre los presentimientos y el paisaje.

Por la noche, después de las ponencias, hubo sesiones de cuentos. Los encargados de organizarlas fuimos Jose, Marlene Winberg y yo. Hasta el último momento no tuvimos claro cuantos narradores íbamos a tener, si haría falta que contásemos nosotros o si tendríamos que establecer "turnos" y dar tiempo limitado a cada uno.

Al final las cosas salieron con una naturalidad inesperada. Aunque, pensándolo bien, ¿por qué ésto nos habría de sorprender tratándose de cuentos?

Tuvimos a nuestro amigo Kapilolo Mario Mahongo y a Katrina Swartz, también a un grupo de jóvenes procedentes de distintas comunidades bosquimanas de Namibia, Botswana y de la propia Suráfrica que habían venido a participar en unos talleres organizados por la ONG Kalahari People's Fund.

Las lenguas nunca fueron un problema: se pasaba del inglés al naro o al afrikaans. Cada uno contaba en la que se sentía más agusto y se ofrecía una suerte de traducción en inglés o se alternaban los idiomas.

Por otro lado, la magia del instante, la gestualidad y la entonación de cada uno hablaban por sí solos. No teníamos fuego en la sala-teatro (que había sido en tiempos un aula de anatomía), pero el calor de la palabra bastaba.

Era emocionante, realmente poderoso, estar ahí escuchando las viejas historias de "cuando los hombres era personas y las personas eran animales".

En los relatos de los bosquimanos no llegaban ecos de historias leídas en los libros, o en la propia Colección Bleek-Lloyd.

A Kapilolo le conocemos ahora hace ya más de 3 años, estuvo con nosotros dos veces en España. A Katrina la conocimos durante el pasado mes de marzo en el viaje que hicimos por el antiguo territorio /xam en el Alto Karoo. A los chicos del Kalahari les conocimos en !Khwa-ttu y pasamos con ellos el fin de semana en Clanwilliam, pero sus voces eran voces que habíamos oído en un tiempo anterior. No lo digo en un sentido metafórico: es literal, sus voces resonaban desde hace tiempo en nuestro interior porque sus historias son viejas como el mundo y tienen la universalidad de los mitos.

Durante el congreso se evocó el lema del escudo de la nueva Suráfrica, que está en la lengua extinta de los /xam, tal y como la documentaron Bleek y Lloyd, cuyo trabajo estábamos conmemorando: !ke e: /xarra //ke. En ese momento, estas palabras, que significan literalmente "gente que es diferente se junta", cobraban vida para todos los que estábamos allí, y que procedíamos de países muy distintos.

Este tiempo de intercambio de historias nos dará mucho que pensar. Además, cada uno de nosotros nos quedamos con algo de otro.

¿Qué dimos nosotros? Bueno, no somos quiénes para decirlo, pero seguro que hay una historia que resonará ahora en el Kalahari y que Jose y yo ayudamos a difundir: la historia inuit de la ballena, la historia que cobra vida.

Ahora, mientras escribo estas palabras, no es que vea el morro de la ballena apareciendo en el medio de un iglú: veo la sonrisa de alguien diciéndome "glu, glu" cuando voy a tomarme un café entre conferencia y conferencia.

La historia de alguien que escuchó el cuento, vivió el cuento, y lo convirtió en un nexo de unión entre nosotros, eso va más allá de las palabras, más allá de las culturas. Gente diferente, que no es tan diferente.

Os dejamos algunas fotos para que podáis ver y escuchar con los ojos.

Kapilolo y Marlene



Katrina



Y no nos olvidamos tampoco de Gcina Mhlophe y Thandi, mujeres poderosas y llenas de energía que aportaron calor y ritmo en la noche de luna llena del 13 de agosto en Clanwilliam... Aquí estamos con ellas y con otros cuentistas nocturnos...



jueves, 14 de julio de 2011

Celebrando el lugar donde vivimos

Ayer conocimos a Gordon MacLellan, contador de historias y educador medioambiental. Nuestra amiga Wendy, que en cierto modo se dedica un poco a lo mismo que Gordon, nos le presentó y cenamos en su casa, contamos historias, bebimos vino, algunos construyeron objetos con corchos y palillos, otros tocamos la mbira...

Wendy y Gordon trabajan enseñando a la gente a apreciar la naturaleza y lo que la rodea. Hoy en día es un trabajo importante, sobre todo para los que normalmente vivimos en la ciudad y poco menos que pensamos que la leche sale directamente del frigorífico.

Gordon ha venido desde Derbyshire, Reino Unido, para dar unos talleres en distintas ciudades Sudafricanas. Hoy he tenido la suerte de participar en lo que él llama: Celebrar el lugar donde vivimos, que en este caso son los jardines que rodean Goverment Road.

La idea de sentir el lugar donde estamos como algo especial, simplemente por el hecho de que vivimos en él, me parece genial. Es simple, pero no solemos hacerlo. Habitamos el espacio sin detenernos un segundo a mirarlo, saborearlo, olerlo u oírlo. Generalmente la excusa es que no tenemos tiempo, pero la verdad es que ni siquiera lo buscamos. Eso nos obligaría a dejar de caminar, incluso de correr.

Hoy me lo permití. Acepté el reto y me junte a un grupo de estudiantes de Arte.

Sentados en las escaleras que conducen a la National Gallery eran las 10 de la mañana y el sol empezaba a calentar. Los ibis picoteaban buscando gusanos debajo de la tierra, los árboles mostraban sus hojas marrones, amarillas o verdes, algunos sus ramas desnudas...

Primer reto: mirar al suelo y buscar lo que pudiéramos reutilizar para construir un habitante del paisaje.



Al cabo de media hora, teníamos nuestro propio animalario: una mujer rama que se pasea por los jardínes, una bestia asesina envuelta en cáscara de mandarina o un gusano que un día supo que podía volar.



Segundo reto: sentir tu lugar especial. Ese huequito sobre la hierba, la sombra de aquel árbol o el banco escondido que te está llamando.

Mirar por encima de la punta de tus dedos. Buscar a través de tu propio mapa corporal: las rayas de la mano, la identificación con el paisaje. Jugar a que tu raya de la vida coincide exactamente con la curvatura del tronco de aquel árbol...

Tercer reto: crear un libro. Contar un cuento. La historia animada de lo que encuentras.

¡Y la gente lo hizo!



Yo necesité un montón de palabras para crear mi cuento. Escribía y escribía, mientras otros recortaban, buscaban y pegaban. ¡Madre mía, cuantas palabras dejé en el camino porque no cabían en las hojas diminutas de mi pequeño libro de 9x11cm!

Si os digo la verdad, disfruté mucho esta mañana, pero sobre todo me di cuenta de que no hace falta hablar tanto, escribir tanto. Hay contadores de historias que escuchan y miran más que hablan. Igual están en una escala más evolucionada de la especie de cuentistas.

jueves, 9 de junio de 2011

SE ACERCA EL INVIERNO

Se acerca el invierno. No he podido resistirme a la frasecita emblema de los Stark; va por mis amigos frikis seguidores de Canción de hielo y fuego. Por cierto, aún no he visto las pelis, aunque que se las hay y que me están esperando.

De todas formas, es verdad, se acerca el invierno en este lado del mundo.





Y la frase me gusta porque sugiere la inminencia de algo que viene, sin saber con certeza cuando llegará, ni lo que es. Pero viene envuelto en frío y teñido de azul.
Cada día nos levantamos con una luz especial, llueve a menudo, a veces las nubes no dejan ver el sol, otras el sol se cuela igualmente a través de las nubes y cubre de destellos dorados todo lo que toca.





Hace dos días estábamos sentados Jose y yo tomando un café en la mesa de un restaurante griego. Conocemos a la camarera, es de ascendencia portuguesa y le gusta usar su preciosa lengua mezclada con el inglés para hablar con nosotros. En la pizarra se anunciaban baklavas, moussaka, dolmadens, vino de retsina. Lucía un sol espléndido y las casas de enfrente estucadas en blanco hacían pensar en el Mediterraneo. De pronto, empezó a llover. Una lluvia suave. Perezosa. Con el sol que no calienta mirándolo todo.

Al salir brillaba un perfecto arco iris.



A veces pienso que en África la luz es tan intensa que al invierno le cuesta apagarla. Incluso en los días más grises, se cuela el color...



Eso sí, los días se acortan a pasos agigantados. Ahora anochece en torno a las seis de la tarde. Ya me han dicho que para julio y agosto igual a las cuatro y media ya es de noche.

Solo el fuego puede remediar el frío y la falta de luz. Y también aquí lo tenemos. El lunes pasado Tanya y Heinz inauguraron en su casa la primera temporada de Soup & Soul & Fire. Una combinación de sopas, vino tinto y blanco alrededor de la chimenea y contando cuentos.



Ayer estuvimos calentándonos junto al fuego de Don y Patch, mientras Don ensartaba cuentas de su collar bosquimano (se le había roto mientras se duchaba).

Sin embargo, para nosotros, para Jose y para mí, se acerca también el verano. Durante unos días nos vemos en España. Otros amigos, otros fuegos, otras lenguas.

jueves, 19 de mayo de 2011

De turismo por Cape Town

Estos días hemos tenido de visita a nuestros amigos Marga y Paco de Barcelona. Nos ha hecho mucha ilusión poder pasear con ellos por la ciudad y alrededores, enseñarles nuestros lugares preferidos y presentarles a algunos de nuestros amigos de aquí.

Ahora que estaba ordenando un poco las fotografías que hemos ido haciendo, me doy cuenta de lo mucho que les hemos hecho caminar.... ¡Y es que la vida del turista es muy dura!

Empezamos a patear la ciudad por el centro: Long Street, Goverment Road, los jardines de la compañía... luego cogimos un minibus colectivo en Strand -para mezclarnos con los lugareños y sentir el vértigo del tráfico- hasta Sea Point, donde dimos un largo paseo por la playa. Acabamos la ruta siguiendo el paseo marítimo hasta el Waterfront.

Esa noche cenamos en el Africa Café, que es un restaurante para turistas, pero da lo mismo porque el personal es fantástico, la comida deliciosa, a las chicas nos maquillan y nos dejan guapísimas y, por si esto fuera poco, además te bailan y te tocan los tambores mientras cenas. ¿Alguien da más?

Al día siguiente nos fuimos con Heinz hasta la ciudad de Stellenbosh y Franschoek. Stellenbosh es la segunda población fundaba por los europeos en el Cabo y conserva perfectamente su aire colonial. Franschoek, el rincón de los franceses, es decir los refugiados hugonotes que a finales del s. XVII introdujeron la sabiduría francesa para hacer el vino. La tradición ha continuado hasta nuestros días y los vinos suráfricanos son excelentes. En la zona visitamos una de las bodegas más antiguas: Boschendal.

Aquí estamos en otoño, así que la viñas tenían este aspecto tan hermoso a la caída de la tarde.



Nos tomamos unas copitas y nos bebimos unos quesos para acompañar, no queríamos salir haciendo eses. ¡Qué bueno estaba todo!



El domingo decidimos ir hasta el Cabo de Buena Esperanza y paramos en Simonstown. Es un pueblecito precioso donde hay una colonia de pingüinos.





Cuando llegamos a la Punta del Cabo y empezamos a subir hasta el faro, la niebla cubría todo, pero a medida que ascendíamos se fue despejando. Aquello fue un festival de nubes.



El lunes subimos hasta lo alto de Table Mountain, pero esta vez no a pie, sino en teleférico. También había niebla y la visibilidad no era muy buena, aún así tuvimos el regalo de algunas vistas espectaculares.



A la 1 habíamos quedado con nuestro amigo Bui y nos fuimos a Langa y a Gugulethu. Visitar Cape town no es solo el Waterfront y Table Mountain, merece la pena darse un paseo por alguna township. Es mejor ir con alguien que lo conozca y no ir de noche, pero es seguro si vas de día o si te apuntas a alguna excursión.

En las townships hay zonas realmente pobres, casas hechas con cajas y latón, pero hay otras zonas que están un poco mejor y también hay escuelas y polideportivos, bares, tiendas y, sobre todo, mucha vida en las calles.

En Gugulethu comimos, en un sitio bastante popular: Mzolis. Primero pasas por la carnicería eliges la pieza que quieres y luego te la hacen a la brasa. Te sirven en un bol donde todo el mundo come con los dedos y comparte la comida. Estaba delicioso y, la verdad, comer carne con los dedos es un placer de dioses.



El martes era el último día que nuestros amigos estaban en Cape Town así que no era cosa de perder el tiempo. Les llevamos a Kirstenbosh, el jardín botánico, lucía así de bonito y melancólico.



¡Pero no habían visto el Bo-Kaap! El barrio malayo es un pequeño laberinto de casas de colores. Pillamos un taxi y corriendo para allá.



La tarde terminó en mi casa tocando la mbira, allí nos esperaban otros amigos y mi profesor de mbira, Tichafa Gotora, que además nos regaló unos cuantos cuentos shona.

Marga y Paco han continuado su viaje por la Garden Route y nosotros seguimos con nuestra vida diaria aquí, pero, sabéis, nos ha encantado poder enseñar esta que también consideramos nuestra casa.