
Igual algunos de vosotros no sabéis que ELE viene a ser una abreviatura de "Español como Lengua Extranjera". Siempre me hizo mucho gracia porque me recuerda la "L" de conductor en prácticas. Esta asociación me parece acertada por el hecho de que cuando estudias un idioma tienes un periodo largo y constante donde "practicar" es lo esencial.
Uno de mis objetivos durante mi estancia en Ciudad del Cabo ha sido y es practicar inglés y también enseñar español, a menudo las dos cosas van de la mano y ahora veréis por qué.
Los motivos por los que la gente con la que me he topado quiere estudiar español son variados: para viajar; porque les gusta cómo suena; por estudios; para mejorar en el trabajo o por motivos sentimentales (la persona de la que se han enamorado habla español).
Ninguno de estos motivos es más importante que otro, aunque a priori una visión romántica del asunto me hacía pensar que el tema del "amor" pudiera ser el que arrastrara más a la hora de aprender. La experiencia me ha demostrado que para nada. De hecho, lo que más engancha al tema de estudiar un idioma es divertirse con él y sentir el deseo de utilizarlo para comunicarse . Luego depende del tiempo disponible de cada uno y de la constancia.
Como yo también estoy en la fase de aprender un idioma y necesito practicarlo, la opción "intercambio" me ha ido muy bien. Una horita hablas inglés y otra español y nos corregimos mutuamente. De esta manera me he reído mucho con los errores típicos y me he dado cuenta de lo que sufren otros cuando intentan hablar conjugando verbos, usando el subjuntivo y peleándose con las diferencias entre "ser y estar".
Cuando preparo una clase de español intento explicar la gramática de forma práctica, de manera que a través de ejemplos de la vida real puedan aprender a utilizar la expresión adecuada. Eso implica además, dar un contexto y transmitir una forma de vida. Lo cual hace la cosa más interesante, la verdad.
Así si pregunto: "¿A qué hora cenamos?" La respuesta en español no va a ser: "La cena es a las siete y media" (lo que sería gramaticalmente correcto, aunque poco probable en España), sino que será "Cenamos sobre las nueve".
Pero ya sea en intercambios o en clase, siempre llego a la misma conclusión: lo importante es tener un mensaje que dar y hacer que el otro se entere. Eso es lo que da satisfacción y lo que engancha a seguir hablando y aprendiendo. Obviamente, para que haya un diálogo no puedes estar hablando todo el rato, también tienes que escuchar y entender: abrir las orejas es tan importante como abrir la boca.
Al mismo tiempo que aprendes un idioma, aprendes una forma de pensar. Te obligas a dejar atrás tu lógica de pensamiento y moverte a la lógica de pensamiento del otro. Por ejemplo, nosotros no necesitamos poner siempre pronombres en las frases porque la forma conjugada del verbo ya nos da la información necesaria, como en inglés no es así, simplemente tienes que recordar que ellos usan otra fórmula para conseguirlo: poner el pronombre siempre.
Ese es un ejemplo básico, pero hay diferencias más sutiles y elegantes que revelan otras formas de mirar la vida. A veces me encuentro dando vueltas a la forma en la que los ingleses "esperan". Nosotros esperamos tener éxito en los negocios; esperamos el autobus o a que llegue un amigos; esperamos que no llueva si vamos de excursión... , pero ellos "expect, hope and wait". O sea, "esperan" de forma diferente.
Si en lugar de ver esas diferencias como un problema, las vemos como una riqueza nos apetece saber más y más y no sólo eso, sino que además queremos descubrir nuevas formas de "decir" para descubrir nuevas formas de "pensar".
Ser "L" es fantástico, el campo de aprendizaje es inmenso y sorprendente. Cuando llegas a cumbre de la montaña, se acabó el viaje; más vale aprender a disfrutar de la escalada.
Otra cuestión que daría para desarrollar a parte es la parte del idioma que no hablamos con palabras: la entonación, los gestos, las miradas... Eso hace que hay gente a la que "entiendas", aunque hable turco, y otra a la que prefieras "no entender".
Gracias a mis intercambios y a las clases de español me he dado cuenta de lo agradable que es ver a otro esforzarse en comunicarse, avanzar y experimentar con las palabras.
La imperfección tiene un encanto incomparable. ¿Por qué siempre nos exigimos la perfección?
