Muy a menudo cuando te paseas por el centro de Ciudad del Cabo te dan una hojita publicitaria de un sangoma o curandero.
Suele ser algo así:
En la hojita te aseguran que pueden ayudarte con todo tipo de problemas: alargamiento de pene, estrechamiento de vagina (esto me parece sorprendente porque nunca lo había oído), erecciones, embarazos, tratamiento de algunas enfermedades (entre ellas, a menudo, el sida, aunque algunos, al menos, son lo suficientemente honestos como para decir que solo alivian los síntomas, no que lo curan), problemas matrimoniales, atracción de clientes para tu negocio, asuntos judiciales, celos, interpretación de los sueños, lectura de manos, etc. Vamos, es un todo en uno: abogado, médico, psicólogo y futurólogo.
La palabra “muti” suele aparecer casi siempre en estas hojitas volanderas. Significa árbol en zulú, pero se usa con el sentido de “medicina” en general, aunque en ocasiones tiene el sentido implícito de “magia negra”. En el sur de África no se toma a la ligera.
Muti suele ser, en la mayoría de los casos, una mezcla de raíces y hierbas, pero a veces puede incluir otras cosas como minerales o partes del cuerpo humano o animal. Por ejemplo se cree que los cuernos de los rinocerontes tienen el poder de curar muchas enfermedades y además serían afrodisiacos con lo cual son muy apreciados. Eso ha llevado a poner en peligro a estos animales y hay campañas a gran escala para frenar el tráfico ilegal y la caza furtiva.
Con respecto a las partes del cuerpo humano más usadas en el muti están los genitales, pechos, lenguas, dedos, corazones, piel, labios, etc. No forma parte solo de los cuentos tradicionales el hecho de que para que te quedes embarazada te digan que te pongas un cinturón con dedos de niños o penes de hombres.
Muti se usa también con la idea de traer buena suerte o, como en la hojita de arriba, para aportar estabilidad a tu negocio.
También aparece con cierta frecuencia la palabra tokoloshe, que alude a un personaje que no me gustaría encontrarme, pero que me resulta muy simpático.
(Kimberley, septiembre de 2011)
El tokoloshe es originario del sistema de creencias de los pueblos de habla xhosa, pero el término y parte del concepto se ha extendido a otras etnias del sur de África en las que, por otro lado, también creían en seres similares.
El antropólogo W. D. Hammond-Tooke ha llegado a sugerir que el tokoloshe podría, en último término, derivar de /kaggen o Mantis, el embaucador divino de los bosquimanos del sur de África, con el que comparte no pocos rasgos.
En su estudio sobre los pondo, un grupo xhosa que vive en las costas de El Cabo Oriental, la antropológa Monica Wilson dice que el tokoloshe o thikoloshe es un hombre o una mujer pequeñitos, no llega a más allá de la altura de la rodilla de una persona normal. Suelen tener mucho vello y pelo que le sale de las orejas. En el caso del hombre, el pene es tan largo que se lo cuelga alrededor de la espalda y tiene sólo una nalga. Todos los tokoloshe cecean. Viven en las dongas, hondonadas producidas por la erosión, o en las orillas de los ríos, y visten con pieles. Tienen el poder de hacerse invisibles. Solo les ven los adultos que los poseen como "familiares" (es decir los brujos), o los niños. Hay gente que dice que no los ha visto nunca, otros afirman que los vieron de niños y jugaron con ellos en el “veld”, en el campo.
Cuando Monica Wilson, durante una conversación sobre tokoloshes, les dijo a sus informantes pondo que ella, de niña, había tenido amigos imaginarios, sus interlocutores saltaron de alegría y dijeron: "Ahora no puedes decir que te hemos estado contando cuentos, ¡tú misma lo has visto!"
Los tokoloshe son muy traviesos, y te pueden complicar la vida, pero no son realmente peligrosos, salvo cuando los controla un brujo malévolo.
Un tokoloshe te puede cambiar las cosas de sitio, esconderlas o hacer que te caiga una piedra o que te des un golpe. El problema con los tokoloshe es que te pueden “poseer”, y eso no debe de ser agradable ni para ti, ni para los que te rodean. También puedes tener un problema de los gordos si, por la razón que sea, tienes uno viendo en tu casa.
Aunque, claro, es para afrontar estas situaciones para lo que están los doctores cuyos anuncios reproducíamos más arriba.
Cerca de donde vivimos hay una galería de arte que se llama Muti. Siempre está cerrada, pero cambian el escaparate de vez en cuando. Venden cuadros por internet. A Jose y a mí nos da la impresión de que hay algo mágico en ello. En cualquier caso, dado lo vivas que estas creencias están en esta parte del mundo, la elección de nombre para la galería no deja de resultarnos inquietante…
Para más información sobre los tokoloshes y el muti podeis echarle un vistazo al libro de Monica Wilson que citábamos más arriba, Reaction to to Conquest: Effects of Contact with Europeans on the Pondo of South Africa (Ciudad del Cabo: David Philips, 1979) y el artículo de Hammond-Tooke, "Whatever Happened to /Kaggen?: A Note on Khoisan/Cape Nguni Borrowing" (The South African Archaeological Bulletin, vol. 52, 1997, pags. 122-12).
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