El fin de semana fuimos a ver la película Searching for Sugar Man. No teníamos más que una idea vaga sobre el argumento, pero la cosa prometía. ¿Qué puedo decir? No nos decepcionó en absoluto.
La historia que, aunque a veces no lo parezca, es real, nos emocionó. Estamos necesitados de relatos positivos, sin necesidad de finales empalagosamente felices, pero sí que te empujen a salir de la sala con el espíritu elevado y con un punto de esperanza.
No quiero desvelar mucho sobre el argumento. Simplemente: id a verla. Lo que me interesa contar es lo que significó para nosotros ver Cape Town en pantalla grande. ¡Pero si sale la tienda de discos en la que compramos unos cuantos CDs que están bastante bien!
Te das cuenta de la añoranza que despiertan los lugares, como cuando miras una foto vieja de unos cuantos años atrás. Los lugares, el tiempo, las personas y las cosas. Todo eso que vamos almacenando en el recuerdo y que de pronto salta a primer plano. Es una mezcla de alegría y de pinchazo de dolor. Donde estás ya no es el mismo lugar, ni el mismo momento, pero aún así das gracias porque sigue contigo en la fuerza del presente.
He aquí nuestras montañas
vistas desde el otro lado del mar.
Como canta Rodríguez I wonder I wonder I wonder I do.
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