El viernes pasado estuvimos contando cuentos en Red Hill, cerca del bonito pueblo de Simons Town.
El emplazamiento no puede ser más idílico: entre las cimas de unas montañas con el mar como fondo. Sin embargo, es lo que llaman aquí un asentamiento informal; o sea, chabolas sin agua corriente y precario acceso a la electricidad. Además había estado lloviendo durante todo el día, así que los caminos eran un barrizal.
Nuestra amiga la escritora Lesley Beake ha iniciado un proyecto en colaboración con otras escritoras sudáfricanas para ofrecer talleres de escritura creativa a adolescentes.
Cuando llegamos allí, nos encontramos con un grupo de niños por debajo de 10 años y otro grupo de quinceañeros, chicos y chicas. Contamos para todos, por supuesto. No teníamos un fuego para calentarnos, pero llevábamos a dos músicos senegaleses que tocaron los tambores. ZAPUM-PUM-PUM el momento de las historias va a comenzar.
El tema de este primer taller que se desarrollaría durante el fin de semana era "casa".
¿Qué cuentos podíamos ofrecerles nosotros que hablasen de "casa" y "hogar" y que les sirvieran para abrir la reflexión sobre el tema?
No es fácil, porque lo primero que se te viene a la cabeza es comparar "sus casas" con la tuya y te sientes privilegiado. Con una fortuna que se te ha regalado y que te mereces tú, igual que ellos.
Elegimos dos cuentos que hablan del "hogar" como el lugar donde te sientes bien, físicamente bien, y de la posibilidad que te abren los libros de viajar sin necesidad de moverte del sitio.
Tanto Jose como yo somos animales de ficción. Nos agarramos a la creación cuando estamos bien y cuando estamos mal. En momentos de necesidad emocional o personal, pero también cuando estamos eufóricos y satisfechos. Las historias nunca están de más. Los cuentos son nuestra casa. Eso es lo que compartimos.
Pero la reflexión que más me llenó por venir de la boca de Sindiwe Magona, que también estuvo por allí contando historias, fue que tu casa es tu cuerpo. Y si tu casa es tu cuerpo, tienes que cuidarlo. Tienes que tratarlo bien, darle descanso y abrazarlo. Tu casa es móvil y si no te gusta el "emplazamiento" donde está, pues trabaja duro y "ubícalo" en otra parte. No dejes que los otros te limiten, el cielo es el límite.
Si alguna vez se me ha pasado por la cabeza, al ver las condiciones de pobreza en las que vive mucha gente, que primero es cubrir las necesidades básicas (comer, beber, dormir) y luego todo lo demás. Cada vez me doy más cuenta de que la educación es una de esas necesidades básicas. Sin ella no hay un futuro mejor, con ella todo es posible.
Me pregunto qué otras historias salieron en el taller; qué historias se contaron entre ellos... y si tal vez en el futuro, alguno de aquellos chavales, las compartirá con otros.
Y por último me gustaría enseñaros esta foto del lugar donde contamos. Por fuera es la suma de varios contenedores para transportar mercancías, por dentro es una casa, con un árbol que crece dentro y una ventana por la que entra la luz del sol.
Que experiencias! que lecciones de vida... de facto cuentas cosas que ya sabemos... que somos unos privilegiados... pero hay que vivenciarlo periodicamente para que no perdamos el significado real de las cosas. Me alegra no obstante la intensidad de las vivencias que estais teniendo. Cada vez que veo una entrada nueva en el blog me da una alegria!
ResponderEliminar