miércoles, 9 de noviembre de 2011

//Ku-!kais y Hoerikwaggo

Hace unos meses, Tanya Barben, nuestra amiga y casera, me llamó emocionada para decirme que en los márgenes de uno de los libros que habían pertenecido a Wilhelm Bleek había encontrado una anotación manuscrita de su puño y letra con el nombre khoi de Ciudad del Cabo.

(Tanya, debo deciros, lleva desde hace varios años trabajando en la reconstrucción de la biblioteca de Wilhelm Bleek y Lucy Lloyd, que, por avatares diversos, se encuentra dispersa en distintas áreas de la biblioteca general de la Universidad de Ciudad del Cabo, en la que Tanya lleva la sección de Libros Raros y Colecciones Especiales.)

El libro en cuestión es A Grammar and Vocabulary of the Namaqua-Hottentot Language, del misionero Henry Tindall (Ciudad del Cabo, 1858).

Ahí teneis la anotación marginal de Bleek, en la que el filólogo usa, como Tindall, el sistema bantú de notación de los chasquidos, es decir, letras en lugar de los símbolos !, /, etc.



Convertido a ese sistema (el más extendido hoy día para las lenguas khoisan), el nombre es: //Ku-!kais

Aunque en su momento le chafé un poco la guitarra a Tanya diciéndole que el nombre había sido documentado por otros autores antes de Bleek, una consulta al monumental diccionario de topónimos de Nienaber y Raper (Toponymica Hottentotica, Pretoria, 1977, vol 2, p. 581; he consultado también la versión abreviada en inglés, Hottentot (Khoekhoen) place names, Durban y Pretoria, 1983, pp. 41-42) revela que, después de todo, Bleek pudo ser el primero en registrar el nombre sin omitir los chasquidos, aunque en 1831 el misionero Hinrich Schmelen (1778-1848) lo recogió como Hoekaysna y en 1845 otro misionero, el danés Hans Christian Knudsen (1816-1863), lo dio como 'Hu-"ga'is.

En 1881, el controvertido Theophilus Hahn (1842-1905, efímero y cuestionado sucesor de Bleek y Lloyd en el cargo de conservador de la Colección Grey), registró el nombre como //Hu-!Gais, y dio la siguiente explicación de su sentido:

"Este es el nombre con el que se conoce a Ciudad del Cabo allí donde se habla la lengua khoikhoi. Este nombre consiste en dos palabras, //hu, la raíz de un verbo que significa 'condensar', de donde se llega a //hus, una palabra antigua para nube que todavía se usa ... !gai significa ligar, rodear, atar, envolver. Por tanto, //Hu-!geis significa "cubierta de nubes". (Hahn, Tsuni-//Goam: The Supreme Being of the Khoi-khoi, Londres, 1881, págs. 34-35, tal y como citan el pasaje Nienaber y Raper).

Un nombre muy apropiado, puesto que muy a menudo, la montañana al pie de la que se levanta la ciudad está literalmente envuelta en nubes.





Sin embargo, otro misionero, J. G. Kroenlein (quien en 1889 publicó un diccionario khoi-alemán) interpretaba el nombre como una referencia a un tipo de serpiente, la muy venenosa cobra de El Cabo (Naja nivea). El nombre khoi de Ciudad del Cabo vendría a significar, según esta interpretación, "lugar el pie de una montaña que se cierne sobre la ciudad como una cobra a punto de atacar".

Según Nienaber y Raper, estas interpretaciones son "poéticas, imaginativas, románticas, pero incorrectas".

Para ellos, ell nombre khoi de Ciudad del Cabo deriva de su presencia en ella del castillo que los holandeses levantaron al poco de su llegada. Según estos estudiosos, el término //ku sería análogo a /(k)ui-b, "piedra", y !kais sería otra forma del término nama !khae-eb, "lugar", en este caso en el sentido del sitio donde uno se instala con su ganado. Por tanto, "lugar habitado de piedra", esto es, "población fortificada".

Lego como soy en la materia dejaré las cosas ahí, si bien, a riesgo de incurrir en el enojo de Nienaber y Raper me atreveré a decir que, por mucho que filológicamente no se sostenga demasiado, la opción "envuelta en nubes" me encanta.

Como habreis podido deducir de lo dicho más arriba, //Ku-!kais es el nombre de la población al pie de la montaña, no de la montaña misma.

El nombre de la montaña (o una forma del mismo) fue recogido en 1779 por Robert Jacob Gordon (1743-1795), uno de los últimos gobernadores holandeses de la colonia de El Cabo. Según traducen Nienaber y Raper en la versión abreviada de su diccionario toponímico (página 41):

"Los viejos hotentotes llaman al Cabo hoeri 'kwaggo o la montaña del mar, con el acento en las sílabas finales de ambas palabras."

Según explican los dos sabios estudiosos:

"Gordon tradujo el nombre literalmente: hurí, que todavía es la palabra nama para mar, y 'kwaggo, que se da como 'montaña'. [...] Suena casi como si Gordon quisiera decir que sólo los hotentotes muy viejos conocían el nombre y que le costó dar con él. [...] En cualquier caso, el viejo nombre indígena del Monte Mesa era "Montaña alta junto al mar".

Y, por el momento,eso es todo. Termino con una imagen de la montaña tomada desde Blouberg, que, como sabeis por otra entrada, significa "la montaña azul".

martes, 8 de noviembre de 2011

Llegadas y universos paralelos

El domingo pasado por la mañana fuimos al aeropuerto para recibir a nuestra amiga Belén que llegaba desde Barcelona. Ha venido cinco semanas a Ciudad del Cabo para mejorar su inglés en la misma escuela donde estuve yo hace unos meses.

Nos hace mucha ilusión tenerla con nosotros.

Estuvimos toda la tarde hablando, bebiendo vino y té, y comiendo scones, que hizo nuestra amiga Tanya. Un poco antes del ocaso salimos a pasear por la montaña. Había unas nubes mágicas que ayudaban a diluir los pensamientos y a pensar las extrañas formas (o no formas) en las que se presenta a menudo la Belleza.



Cuando llegó la noche noté el silencio más que de costumbre. No había viento. Cogí el libro que estoy leyendo ahora: Cafe Sheherazade de Arnold Zable y me topé con un pasaje que me deslumbró y que os copiaré a continuación.

El libro cuenta la historia de las personas que frecuentaban hace unas década el Cafe Sheherazade, situado en una ciudad australiana. Son historias de comunistas y judios de la Europa del Este, que tuvieron que exiliarse después de la Segunda Guerra Mundial. Cada personaje nos traslada un mundo desaparecido, aunque no tan lejos en el tiempo. Cada relato nos desvela las vidas de personas que han sufrido numerosos avatares y los han superado. Pero lo mejor es su necesidad de contar su historia, de contarse así mismos, porque sólo a través de la narración encuentran un sentido a su vida.

El personaje de la cita va de un campo de trabajo a otro, atravesando las estepas heladas del Círculo Ártico en 1941. Mientras camina, se cae exhausto, pero alguien le golpea y le obliga a levantarse. Esto es lo que ocurre entonces...

When he glanced up he saw a full moon so large and so near, it seemed he could reach out and touch it. Or eat it. Or step onto it, to wander its desolate craters and hills. It filled the skies. It filled the heavens. It filled his entire being, and, for a moment, it took him away from the smell of sweat, the life-sapping fatigue, the struggling breath.

On that night, under an impassive moon, Laizer discovered parallel universes, hovering side by sid, one of beauty, one of ugliness, one permeated by darkness, the other suffused with light. On that night Laizer regained his chilhood sens of naivety and awe; and he realised that by learning to manoeuvre between these alternate universes he could generate the charge of energy necessary for him to pull through. On that night, Laizer became a survivor.


Cuando él miró hacia arriba, vio una luna llena tan grande, tan próxima, que parecía que podía alcancarla y tocarla. O comerla. O caminar sobre ella, o recorrer sus desolados cráteres y colinas. Llenaba el firmamento. Llenaba los cielos. Llenaba su ser entero, y, por un momento, le llevó lejos del olor a sudor, de la fatiga que arrebata la vida y del esfuerzo por respirar.

Esa noche, bajo una luna impasible, Laizer descubrió universos paralelos que flotaban uno junto a otro: uno de belleza, otro de fealdad, uno impregnado por la oscuridad, otro repleto de luz. Esa noche Laizer recobró su sentido infantil de la ingenuidad y el estupor; y se dió cuenta de que aprendiendo a maniobrar entre estos dos universos paralelos podría generar la carga de energía necesaria para salir adelante. Esa noche, Laizer se convirtió en un superviviente.


Os preguntaréis qué tiene que ver este pasaje con la llegada de Belén. Pues mucho, porque con amigos como ella se puede compartir la vida ordinaria, pero también los mundos paralelos.

Desde luego, no es un secreto que tanto los que hacemos este blog como los que nos leéis recargamos las pilas porque hemos descubierto la existencia de esos "universos", así que pensé ¿por qué no compartir esta cita tan hermosa? Un poco de cotidianidad y belleza para mirar a la luna una vez más.