jueves, 30 de agosto de 2012

Stoep Zen

Cuando encuentro un párrafo o una frase de un libro que me gusta doblo un poco la página por arriba o coloco uno de esas pegatinas pequeñitas tipo post-it. A Jose le da por apuntar la referencia en lápiz en la última hoja del libro. En fin... para gustos los colores. El caso es que luego sea fácil encontrar el texto cuando quieres releerlo.

Hace ya unos meses que compramos un libro que guardo lleno de pegatinas y que me gusta hojear. Se llama Stoep Zen de Antony Osler.

"Stoep" es una palabra que en afrikaans significa algo así como "porche".

Se trata de un libro de fotografías acompañadas de reflexiones, pequeñas historias, poemas breves... distribuidas a lo largo de cuatro capítulos que representan las cuatro estaciones del año.

El autor tiene una granja en el desierto del Karoo donde vive con su mujer y sus hijas (auque igual las niñas ahora han crecido y ya no viven allí...). En cualquier caso, el libro habla de su experiencia como practicante zen, abogado, granjero, fotógrafo, padre y sudáfricano.

Por cierto, he encontrado a través de su página de internet: Stoep Zen que organizan retiros de meditación en la granja. ¡Ojalá podamos ir algún día!

Siempre he pensado que el paisaje del Karoo te hace contactar con el cielo y la tierra, con el agua, el aire, el fuego, contigo mismo, de una manera tan directa y sencilla que viajar allí ya es vivir la vida en plan zen: estar en el momento, despertar.

Algún día me gustaría mucho escribir mi propio libro de fotos y reflexiones sobre el Karoo, pero mientras sueño y disfruto el que ha hecho Antony Osler.

Las fotos que cuelgo a continuación son mías, de los distintos viajes que he realizado cuando Jose ha hecho trabajo de campo, pero los textos e historias están sacados del libro de Osler.

"Las nubes van y viene, pero detrás de ellas el cielo es siempre azul."


"Dicen que la primavera es el momento de la renovación. El pájaro de la miel canta en la arboleda. Una garza planea sobre la corriente. No se trata solo de que todo es nuevo, es que lo veo con ojos nuevos. Para mí la primavera es eso, no importa en que época del año estemos."


"Mucho antes del amanecer
espero la salida del sol en el stoep oriental
y me quedo dormido.

Cuando me despierto
el mundo está inundado de luz"



"Cada día el viento del oeste,
cada tarde las nubes altas,
cada noche el anhelo de la lluvia."




"Emma y yo fuimos por la tarde a pasear a la arboleda. Ella se quita los zapatos y juega en el agua, recogiendo las hojas que flotan en el riachuelo. Yo me siento en una roca y empiezo a preocuparme por una cosa o por otra.

- Ei, papi - dice ella - Es porque piensas tanto que nunca ves las hadas en el agua.

¿Quién necesita un maestro en ropas de monje cuando tiene una niña pequeña descalza?"


"Anoche vi la primera golondrina.
Después de seis mil millas sobre la tierra y el mar
rodea el jardín y vuela hacia el establo.
Su nido está todavía allí."


viernes, 24 de agosto de 2012

El poder de las historias


El miércoles pasado tuvimos una de esas sesiones de cuentos mágicas.

The Annex Residency Programme, vinculado a la National Gallery, tiene como residente este mes a un artista español, Emilio Moreno, y nos invitaron a contar en su espacio.

A Jose y a mí se nos ocurrió montar una sesión con las "historias" como protagonistas, meta cuentos que hablan de la narración y de los narradores. Luego hicimos un diálogo abierto donde la gente hiciera preguntas, comentarios, o compartiera algún cuento. Fue algo realmente fascinante.

La gente se sentó en círculo y encendimos el fuego; el de las velas y el de la palabra.



La necesidad de contar está en nosotros, no ya como una segunda piel, sino como la esencia misma del ser húmano. No se puede vivir sin ellas. Ellas son las que nos unen por encima de cualquier diferencia, nos hacen soñar y nos devuelven a la realidad del mundo un poco menos mezquinos.

Algo tan simple como la palabra nos mantiene juntos, en el presente, en la escucha, y al mismo tiempo nos permite volar a territorios inexplorados, que nos atrapan.

El que narra es un mediador, es la historia la que cobra vida, la que hace el evento extraordinario. Es la historia la que transforma el momento.

El poder de la historia es contagioso, es palpable, lo ves en las púpilas dilatadas, en los ojos brillantes, en la sonrisa esbozada, en el gesto entregado. No hay nada comparable a ese momento en el que todo, absolutamente todo, es posible.

Once upon a time... is NOW.

Érase una vez... es AHORA.

Y la gente comparte su entusiasmo, sus intereses, su sorpresa, ¿es tan difícil escucharse? ¡No! Pero se está convirtiendo en algo tan raro que nos sorprende. Eso sí, una vez que descubrimos que la palabra toca, físicamente, no solo metafóricamente, ya somos seres distintos; un poco mejores, espero.


domingo, 12 de agosto de 2012

El luchador

para nuestros amigos Ignasi, Harmonia e Isabel, que también son luchadores




A los que sabéis que a Helena no le hacen mucha gracia los pájaros os extrañará ver a uno como ilustración de esta entrada, así que podéis imaginaros quien la ha escrito.

La foto la tomé yo a finales de junio en el jardín de nuestros anfitriones, Tanya y Heinz, y muestra a un pajarito conocido por estas latitudes como fiskaallaksman (afrikaans) o fiscal shirke (inglés), es decir, alcaudón fiscal. Su nombre científico es Lanius collaris. Como los alcaudones que habitan en el hemisferio norte, esta especie es conocida por su costumbre de empalar a sus presas en ramitas o espinas. De ahí su nombre común en afrikaans e inglés, que alude a la alegría con la que los fiscales del periodo colonial holandés mandaban a los acusados al patíbulo. Las presas del alcaudón fiscal van desde insectos y pájaros de otras especies, a pequeños roedores o incluso serpientes.

No soy un experto observador de aves, pero hace unos meses, durante un paseo por Hermanus, Tanya me señaló un ejemplar de alcaudón y así aprendí a reconocerlo. El ejemplar de la fotografía y su pareja se posan a menudo en los cables eléctricos que vemos desde el ventanal del comedor de nuestro apartamento. Desde el momento en que constaté su identidad, me llamó la atención que el ave se dejara ver sobre todo bajo un cielo encapotado o cuando había llovido hacía muy poco. Imaginé que esto se debía a que entonces el alcaudón podía detectar con más facilidad algunas de sus presas, y no le di más vueltas al asunto, aunque me encantaba, y me sigue encantando, ver desde nuestra ventana al pajarito posado en los cables eléctricos, o en alguno de los árboles del jardín.

El alcaudón, sin embargo, había desatado un mecanismo dentro de mi cerebro, que, sin percatarme de ello, había detectado el potencial de mi observación de los hábitos del pajarito para resolver uno de los muchos enigmas que platean los relatos de los bosquimanos |xam cuyo estudio es el principal motivo por el que Helena y yo estamos aquí.

Debo ahora remitiros a la entrada de este blog que publicamos el 10 de abril de 2011, “La lucha de “≠Kagara y !Haunu”, en la que os hablábamos de nuestras experiencias hacía poco con las tormentas eléctricas del Alto Karoo, y os dábamos el texto completo de un kum (relato) |xam que tiene que ver con dichas tormentas y describe cómo ≠Kagara va al campamento de su cuñado, !Haunu, para llevarse a su hermana, a la que al parecer !Haunu no ha estado tratando muy bien. El narrador describió así a estos personajes:


≠Kagara era un pájaro,

un pajarillo que se parece al alcaudón.

[Era también una persona,

un hombre de la primera humanidad.]


!Haunu era un hombre.

Era la lluvia.

Creo que, probablemente,

era un chamán de la lluvia.

Su nombre se parece al de la mucosidad

que expulsamos al sonarnos la nariz,

la mucosidad dura

que los /xam llaman !hauhaung, sí.


Mientras los hermanos avanzan apresuradamente por la llanura en dirección a su campamento, !Haunu los persigue de forma implacable y, cuando ≠Kagara toca las misteriosas cosas que carga la mujer, y que son propiedad del marido, éste empieza a atacar con rayos a los fugitivos. ≠Kagara se defiende de la misma, y termina por derrotar a su cuñado lanzándole “un rayo negro”. Cuando él y su hermana llegan a su campamento, se frotan el cuerpo con buchu, hierbas aromáticas que, en este caso, sirven a ≠Kagara para purificarse después del homicidio cometido.

Como explicaba en la entrada de abril del año pasado, después de observar varias tormentas eléctricas en el antiguo territorio |xam no me quedó duda del motivo por el que los bosquimanos veían en estos temporales la lucha mítica de los dos cuñados. Pero no terminaba de entender qué pintaba el alcaudón en todo esto.

Gracias a nuestro amigo de esta especie, que nos visita a menudo en jardín, creo que ya lo sé. Los bosquimanos, como todos los pueblos de cazadores y recolectores, son agudos observadores de la conducta de las especies con las que comparten su entorno. Los |xam, sin duda, eran conscientes de que el alcaudón, como ellos, era un cazador capaz de enfrentarse con éxito a animales mucho más grandes que él. Su actividad antes y después de las tormentas pudo muy bien haberles dado la impresión de que el pajarito había luchado contra la Lluvia, y la había derrotado.

Aunque la personalidad mitológica de otros pájaros carniceros que aparecen en los relatos |xam (como el águila negra) los sitúan en el campo de los malos, el hecho de que el alcaudón sea un pájaro pequeño y un cazador implacable contribuyó sin duda a hacer de él un héroe cuyo indomable espíritu de lucha le permite doblegar incluso a un adversario tan temible como la lluvia torrencial, una de las principales némesis de los bosquimanos, que vivían casi permanentemente a la intemperie.

martes, 7 de agosto de 2012

MUNDOS

Hace un par de meses que no escribo nada en el blog. Jose y yo estuvimos en España. Jose solo por tres semanas, luego se volvió a Ciudad del Cabo, y yo me quedé hasta finales de julio. Tenía algo de trabajo allí y además quería pasar tiempo con mi familia.

Esto de tener varios hogares desperdigados por el mundo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

Entre las cosas buenas está que te sientes igual de feliz tomando horchata que cerveza de jenjibre. Te entra la misma felicidad al ver el Pisuerga, la Sagrada Familia o Table Mountain.

Entre las cosas malas puedo decir que a veces la sensación de desorientación es grande. Aunque no estoy segura que preguntas tipo: ¿Dónde estoy? o ¿Qué estaba yo buscando?... tengan más fácil respuesta sin moverse nunca del sitio.

Esta entrada va de "mundos". Hay una tienda en Barcelona a la que yo llamo "la tienda de los mundos", venden bolas del mundo de todos los tamaños y colores. Si pasas por delante del escaparate por la noche, algunas bolas están iluminadas y parece que te has asomado a una especie de ventana galáctica. Fuera del tiempo. Fuera del espacio.



En las películas de ciencia ficción sale muchas veces lo de la teletransportación: viajar de un lugar en una fracción de segundo porque la distancia no existe.

El domingo alquilamos una película muy sugerente: Another Earth. Es una película americana dirigida por Mike Cahill que ganó el festival de Sundance el año pasado y que se estrenó en el festival de Sitges con bastante éxito. Os la recomendamos.

Another Earth gira en torno a la idea de que se descubre otro planeta exactamente igual a la tierra, con una réplica también de sus habitantes. Si miras al cielo puedes verla allá arriba, tu propio planeta con otro ser exactamente igual que tú, tal vez cometiendo los mismos errores y los mismos aciertos. ¿Hay posibilidad de cambiar algo? ¿Qué le dirías a ese otro ser que eres tú mismo?

Mirar la tierra desde fuera está muy bien. Mirarnos desde fuera a nosotros mismos también. El viaje entre exterior e interior es enorme, pero solo tenemos que cerrar los ojos y ya hemos llegado. Eso sí, el viaje hay que realizarlo, no basta con soñarlo.