domingo, 12 de agosto de 2012

El luchador

para nuestros amigos Ignasi, Harmonia e Isabel, que también son luchadores




A los que sabéis que a Helena no le hacen mucha gracia los pájaros os extrañará ver a uno como ilustración de esta entrada, así que podéis imaginaros quien la ha escrito.

La foto la tomé yo a finales de junio en el jardín de nuestros anfitriones, Tanya y Heinz, y muestra a un pajarito conocido por estas latitudes como fiskaallaksman (afrikaans) o fiscal shirke (inglés), es decir, alcaudón fiscal. Su nombre científico es Lanius collaris. Como los alcaudones que habitan en el hemisferio norte, esta especie es conocida por su costumbre de empalar a sus presas en ramitas o espinas. De ahí su nombre común en afrikaans e inglés, que alude a la alegría con la que los fiscales del periodo colonial holandés mandaban a los acusados al patíbulo. Las presas del alcaudón fiscal van desde insectos y pájaros de otras especies, a pequeños roedores o incluso serpientes.

No soy un experto observador de aves, pero hace unos meses, durante un paseo por Hermanus, Tanya me señaló un ejemplar de alcaudón y así aprendí a reconocerlo. El ejemplar de la fotografía y su pareja se posan a menudo en los cables eléctricos que vemos desde el ventanal del comedor de nuestro apartamento. Desde el momento en que constaté su identidad, me llamó la atención que el ave se dejara ver sobre todo bajo un cielo encapotado o cuando había llovido hacía muy poco. Imaginé que esto se debía a que entonces el alcaudón podía detectar con más facilidad algunas de sus presas, y no le di más vueltas al asunto, aunque me encantaba, y me sigue encantando, ver desde nuestra ventana al pajarito posado en los cables eléctricos, o en alguno de los árboles del jardín.

El alcaudón, sin embargo, había desatado un mecanismo dentro de mi cerebro, que, sin percatarme de ello, había detectado el potencial de mi observación de los hábitos del pajarito para resolver uno de los muchos enigmas que platean los relatos de los bosquimanos |xam cuyo estudio es el principal motivo por el que Helena y yo estamos aquí.

Debo ahora remitiros a la entrada de este blog que publicamos el 10 de abril de 2011, “La lucha de “≠Kagara y !Haunu”, en la que os hablábamos de nuestras experiencias hacía poco con las tormentas eléctricas del Alto Karoo, y os dábamos el texto completo de un kum (relato) |xam que tiene que ver con dichas tormentas y describe cómo ≠Kagara va al campamento de su cuñado, !Haunu, para llevarse a su hermana, a la que al parecer !Haunu no ha estado tratando muy bien. El narrador describió así a estos personajes:


≠Kagara era un pájaro,

un pajarillo que se parece al alcaudón.

[Era también una persona,

un hombre de la primera humanidad.]


!Haunu era un hombre.

Era la lluvia.

Creo que, probablemente,

era un chamán de la lluvia.

Su nombre se parece al de la mucosidad

que expulsamos al sonarnos la nariz,

la mucosidad dura

que los /xam llaman !hauhaung, sí.


Mientras los hermanos avanzan apresuradamente por la llanura en dirección a su campamento, !Haunu los persigue de forma implacable y, cuando ≠Kagara toca las misteriosas cosas que carga la mujer, y que son propiedad del marido, éste empieza a atacar con rayos a los fugitivos. ≠Kagara se defiende de la misma, y termina por derrotar a su cuñado lanzándole “un rayo negro”. Cuando él y su hermana llegan a su campamento, se frotan el cuerpo con buchu, hierbas aromáticas que, en este caso, sirven a ≠Kagara para purificarse después del homicidio cometido.

Como explicaba en la entrada de abril del año pasado, después de observar varias tormentas eléctricas en el antiguo territorio |xam no me quedó duda del motivo por el que los bosquimanos veían en estos temporales la lucha mítica de los dos cuñados. Pero no terminaba de entender qué pintaba el alcaudón en todo esto.

Gracias a nuestro amigo de esta especie, que nos visita a menudo en jardín, creo que ya lo sé. Los bosquimanos, como todos los pueblos de cazadores y recolectores, son agudos observadores de la conducta de las especies con las que comparten su entorno. Los |xam, sin duda, eran conscientes de que el alcaudón, como ellos, era un cazador capaz de enfrentarse con éxito a animales mucho más grandes que él. Su actividad antes y después de las tormentas pudo muy bien haberles dado la impresión de que el pajarito había luchado contra la Lluvia, y la había derrotado.

Aunque la personalidad mitológica de otros pájaros carniceros que aparecen en los relatos |xam (como el águila negra) los sitúan en el campo de los malos, el hecho de que el alcaudón sea un pájaro pequeño y un cazador implacable contribuyó sin duda a hacer de él un héroe cuyo indomable espíritu de lucha le permite doblegar incluso a un adversario tan temible como la lluvia torrencial, una de las principales némesis de los bosquimanos, que vivían casi permanentemente a la intemperie.

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