Hace unas semanas que hemos vuelto a
viajar al hemisferio sur, de nuevo en nuestra amada Ciudad del Cabo y
de nuevo al pie del Monte Mesa.
Es fácil sentirse impresionado por la belleza del lugar y la majestuosidad de las montañas.
No importa las veces que hayas visto
ponerse el sol tras la montaña de La Cabeza del León. Siempre lo añoras.
Siempre es hermoso deleitarse una vez más con el silencio y la belleza
que parece sobrevenir anunciando la noche.
Pensé
que el corazón me daría mil vueltas otra vez al bajar del avión y ver a
los amigos y revisitar los lugares. Pero esto es volver a casa.
Nos sentimos como si fuera ayer cuando
paseábamos por aquí y sonreíamos ante las cosas conocidas que hace
tiempo que no veíamos o que no probábamos: las proteas que se abren...
Y la cerveza de jengibre o el paté de snoek... hmmm ¡qué bueno!
Disfrutamos
de las pequeñas y de las grandes cosas y, sobre todo, de poder
compartirlas con los amigos sudáfricanos. No hay nada como hablar cara a
cara y no a través de la pantalla del ordenador.
La semana que viene yo estaré otra vez
de vuelta en Barcelona, y Jose unas semanas más tarde, pero el instante,
el AQUÍ Y AHORA tiene alma africana y la cantamos en esta
primavera-otoño.
Hemos encontrado algunos cambios en la ciudad, ahora con el Mycity (el bus urbano), que empezaba a funcionar cuando nosotros nos fuimos, puedes llegar a muchos más lugares que antes. Pero han cerrado los cines Labia de Kloof street.
También hemos viajado por el Karoo y hay muchas historias que contar... eso será ya en las próximas semanas... Ahora estamos concentrados en vivir el AQUÍ Y AHORA.
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