miércoles, 1 de junio de 2011

FRESHLYGROUND

Aunque iniciamos el blog con la intención de contar todas y cada una de nuestras experiencias en Sudáfrica, en seguida nos dimos cuenta de que eso era imposible. Sí, amigos, como siempre habéis sospechado hay cosas no dichas, no escritas y aún por contar. Pero así es la vida... corre más deprisa que las palabras.

De todas formas, nos hemos dado cuenta de que hay un fallo imperdonable en el blog y es: ¡LA MÚSICA! ¿Cómo no hemos escrito antes sobre la música que escuchamos aquí y los descubrimientos que vamos haciendo?

Hemos ido a conciertos, comprado discos, incluso experimentado con instrumentos musicales ¿y? Silencio.

Pero esto se ha terminado, inauguramos etiqueta nueva con la palabra "música" y os iremos deslizando los sonidos que alimentan nuestra vida. Literalmente, porque cenamos todos los días acompañados de estos sones.

Nuestro último hallazgo ha sido el grupo de Ciudad del Cabo: Freshlyground. Es una banda de siete músicos de distintos lugares del país que se juntaron hace unos siete años más o menos. Parece que incluso tocaron con Shakira en el tema Waka Waka que hizo para la World Cup, aunque ésto es algo que no nos impresiona demasiado porque ni siquiera hemos escuchado ese track.



Los descubrimos un día en una tienda de cachivaches africanos: souvenirs, pequeñas esculturas, camisetas y abalorios. Tenían puesto el disco y no pudimos dejar de preguntar qué era aquello tan fantástico que sonaba.

Desde que compramos su CD Nomvula hace cuatro días, no paro de escuchar dos canciones: Vanish y Zithande. Soy de esas personas que pueden escuchar más de catorce veces seguidas la misma canción.

No he encontrado un video decente de ninguna de las dos, así que pinchando AQUÍ podéis escuchar otra canción del mismo disco que se llama Doo Be Doo.

La voz aterciopelada es de la cantante del grupo Zolani Mahola. Hay canciones en inglés y en xhosa (¡con sus rítmicos clicks!)

Y aunque no soy muy buena definiendo música creo que es lo que la gente llama African pop con ritmos de jazz y blues en algunas canciones.

Es música para bailar, para escuchar mientras caminas o también para degustar en compañía.

miércoles, 25 de mayo de 2011

CUENTOS QUE VIAJAN CON EL VIENTO



El viernes pasado tuvimos una sesión de cuentos muy especial en La Casa Escuela del Español en Ciudad del Cabo. Jose contaba en inglés y yo en español. Dos voces, dos lenguas, la misma historia, o casi.



Lo fantástico del momento fue que allí nos encontramos un montón de personas con una lengua común. Había argentinos, catalanes, murcianos, vascos, italianos, alemanes y, por supuesto, sudafricanos, que por un motivo u otro tenían el español como lugar común. Había gente que solo hablaba inglés, de esos que te dicen "los españoles habláis muy rápido, pero me gusta porque es muy musical" Ja, ¡cómo que ellos no hablan rápido ni nada!

En fin, me sentía en casa y fuera de casa al mismo tiempo. El mejor lugar para estar: a caballo entre el terruño y el gran mundo.

El evento era a las 6.30 pm para las 7 pm. Eso es una forma muy sudafricana de decir: id llegando a las 6.30 y así a las 7 seguro que podremos empezar. Práctico, ¿no? Para que la gente no estuviera allí plantada sin nada que hacer, junto con la entrada dimos una vasito de sangría.

Yo estaba un poco acatarrada y mi voz no estaba en sus mejores momentos, pero dicho sea de paso me soné las narices antes de empezar y me tragué un par de caramelos de menta. Aquello tenía que funcionar sí o sí.

Desde el principio la gente estaba con nosotros. Lo podías ver. Lo podías sentir. No era sólo que quisieran divertirse, querían volar. Habían comprado un billete para viajar a través de la palabra a otras tierras, tanto daba si eran los hielos de Alaska o la antigua china.

Cuando te encuentras un público así, entregado desde el principio, da un poco de miedo. Igual les pasa a otros narradores también, pero a mí me gustaría estar en otra parte, lejos, o tal vez sentado entre ellos escuchando, pero no delante. Eso viene a durar dos segundos, hasta que empieza la historia. Entonces, por suerte, puedes olvidarte de tí mismo. La historia va llegando, va trasladándose hacía ellos y cobrando vida. Estoy convencida de que en esos momentos se podrían medir las ondas de energía y sería asombroso si se pudieran almacenar y aprovechar los recursos generados para las horas bajas, cuando uno no tiene ganas de nada.

Durante la contada no hay espacio más que para el presente, el aquí y el ahora, si la cosa va bien todos: los oyentes y el narrador, habitamos el mismo presente, formamos parte del mismo Todo. Cuando acaba, queda el vacío, pero el vacío está lleno y no hay ninguna contradicción en esto.

No se trata de filosofía mística, es tan real como respirar, pero pocas veces se dan las circunstancias para ser conscientes de ello.

La suerte del narrador es que si la cosa ha ido bien el público te da las gracias; si ha ido mal no suelen tirar tomates, pero también lo notas.

Lo justo es que el narrador también de las gracias. Si es de verdad, uno ha recibido una gran lección de humildad: no hay historia sin voz y sin oídos.

jueves, 19 de mayo de 2011

De turismo por Cape Town

Estos días hemos tenido de visita a nuestros amigos Marga y Paco de Barcelona. Nos ha hecho mucha ilusión poder pasear con ellos por la ciudad y alrededores, enseñarles nuestros lugares preferidos y presentarles a algunos de nuestros amigos de aquí.

Ahora que estaba ordenando un poco las fotografías que hemos ido haciendo, me doy cuenta de lo mucho que les hemos hecho caminar.... ¡Y es que la vida del turista es muy dura!

Empezamos a patear la ciudad por el centro: Long Street, Goverment Road, los jardines de la compañía... luego cogimos un minibus colectivo en Strand -para mezclarnos con los lugareños y sentir el vértigo del tráfico- hasta Sea Point, donde dimos un largo paseo por la playa. Acabamos la ruta siguiendo el paseo marítimo hasta el Waterfront.

Esa noche cenamos en el Africa Café, que es un restaurante para turistas, pero da lo mismo porque el personal es fantástico, la comida deliciosa, a las chicas nos maquillan y nos dejan guapísimas y, por si esto fuera poco, además te bailan y te tocan los tambores mientras cenas. ¿Alguien da más?

Al día siguiente nos fuimos con Heinz hasta la ciudad de Stellenbosh y Franschoek. Stellenbosh es la segunda población fundaba por los europeos en el Cabo y conserva perfectamente su aire colonial. Franschoek, el rincón de los franceses, es decir los refugiados hugonotes que a finales del s. XVII introdujeron la sabiduría francesa para hacer el vino. La tradición ha continuado hasta nuestros días y los vinos suráfricanos son excelentes. En la zona visitamos una de las bodegas más antiguas: Boschendal.

Aquí estamos en otoño, así que la viñas tenían este aspecto tan hermoso a la caída de la tarde.



Nos tomamos unas copitas y nos bebimos unos quesos para acompañar, no queríamos salir haciendo eses. ¡Qué bueno estaba todo!



El domingo decidimos ir hasta el Cabo de Buena Esperanza y paramos en Simonstown. Es un pueblecito precioso donde hay una colonia de pingüinos.





Cuando llegamos a la Punta del Cabo y empezamos a subir hasta el faro, la niebla cubría todo, pero a medida que ascendíamos se fue despejando. Aquello fue un festival de nubes.



El lunes subimos hasta lo alto de Table Mountain, pero esta vez no a pie, sino en teleférico. También había niebla y la visibilidad no era muy buena, aún así tuvimos el regalo de algunas vistas espectaculares.



A la 1 habíamos quedado con nuestro amigo Bui y nos fuimos a Langa y a Gugulethu. Visitar Cape town no es solo el Waterfront y Table Mountain, merece la pena darse un paseo por alguna township. Es mejor ir con alguien que lo conozca y no ir de noche, pero es seguro si vas de día o si te apuntas a alguna excursión.

En las townships hay zonas realmente pobres, casas hechas con cajas y latón, pero hay otras zonas que están un poco mejor y también hay escuelas y polideportivos, bares, tiendas y, sobre todo, mucha vida en las calles.

En Gugulethu comimos, en un sitio bastante popular: Mzolis. Primero pasas por la carnicería eliges la pieza que quieres y luego te la hacen a la brasa. Te sirven en un bol donde todo el mundo come con los dedos y comparte la comida. Estaba delicioso y, la verdad, comer carne con los dedos es un placer de dioses.



El martes era el último día que nuestros amigos estaban en Cape Town así que no era cosa de perder el tiempo. Les llevamos a Kirstenbosh, el jardín botánico, lucía así de bonito y melancólico.



¡Pero no habían visto el Bo-Kaap! El barrio malayo es un pequeño laberinto de casas de colores. Pillamos un taxi y corriendo para allá.



La tarde terminó en mi casa tocando la mbira, allí nos esperaban otros amigos y mi profesor de mbira, Tichafa Gotora, que además nos regaló unos cuantos cuentos shona.

Marga y Paco han continuado su viaje por la Garden Route y nosotros seguimos con nuestra vida diaria aquí, pero, sabéis, nos ha encantado poder enseñar esta que también consideramos nuestra casa.

miércoles, 4 de mayo de 2011

EL FESTIVAL DEL CEDERBERG

El fin de semana pasado estuvimos en Clanwillian para el Festival del Cederberg 2011.

Teníamos allí dos sesiones de nuestra Liana de los cuentos. En esta ocasión llevábamos todo cuentos africanos y objetos realmente bonitos comprados aquí y allí en mercadillos, o regalados por amigos. Incluso la cesta donde guardamos la liana, "en la que caben todas las historias del mundo", es de Burkina Faso y tiene el borde lleno de cauríes.

El lugar donde contamos se llamaba Yelow Aloe, el Aloe amarillo. Es un sitio con un jardín precioso, incluso hay un árbol con objetos colgados de las ramas. ¿La liana de otro narrador? Seguro que cada objeto tenía una historia, aunque nosotros solo pudimos jugar a adivinarla.



Lo mejor de todas formas fue el ambientillo que se respiraba en la calle. El sábado hubo un concurso de Reel Dance. Es la música que nos acompañó durante parte de nuestro viaje por el Karoo.

Es un baile muy popular entre los llamados "coloured" (la comunidad de ascendencia khoi y bosquimana) y nos encanta. Hace unos años David Kramer realizó un viaje por las tierras del Karoo buscando músicos tradicionales y luego hicieron un disco y varios conciertos apoteósicos. El disco se llama Karoo kitaar blues.



Tomaros un par de minutos para ver la web http://www.davidkramer.co.za/karoo.htm. Desde aquí incluso podeis ver y disfrutar el mágico sonido de músicos como Hannes Coetzee que toca los acordes de la guitarra con una cuchara en la boca y crea un sonido increíble.

¡Y por la calle principal de Clanwillian desfilaron las majorettes! ¿Os acordáis? Cuando eramos pequeños eran muy populares en España, pero ahora hace mil años que no las veo.



Entre todo el batiburrillo de músicas, comidas y puestecillos con globos, pendientes, ropa, bolsas, etc también estaban los que poseen la llave para la salvación del mundo.



Ya alejados del mundanal ruido, se nos concedió el lujo de visitar varios abrigos rupestres de la mano de nuestro amigo y arqueólogo John Parkington, en compañía de su mujer Sandy, de su hija Alice y su amiga Sandra.

El rupestre es un arte en relación con el paisaje. No puedes sentir lo mismo cuando lo ves en un museo. Tienes que estar allí, en la cueva o en la colina de las doleritas para sentirte a medio camino entre el cielo y la tierra.

Cuando vimos esta figura alargada, saludando con la mano, fue como si la sombra de nuestros antepasados nos hiciera señas desde el otro lado, más allá del tiempo y del espacio.

martes, 26 de abril de 2011

LECTURA DESENFOCADA



No es que esté perdiendo visión, por el momento sigo leyendo sin gafas ni lentillas, pero es la mejor manera que encuentro para contaros mi forma de leer durante estos últimos meses.

Desde que vivo aquí, el inglés es parte esencial del día a día. Al principio me dolía la cabeza del esfuerzo que tenía que hacer para tratar de entender lo que me decían. Toda la vida estudiando inglés y siempre en nivel "intermedio". Pero la necesidad, obliga...

Después de unos meses puedo decir que entiendo mejor y me hago entender también mejor. Lógicamente me queda camino por recorrer, pero cada día descubro palabras nuevas y las atesoro para utilizarlas cuando las necesito.

Leo todo lo que puedo y no trato de buscarme libros "fáciles". Leo lo que de verdad me interesa y quiero leer. Al principio iba muy lenta y me solía dormir con el libro en la mano y el diccionario español/inglés en el regazo. Bueno, en realidad esto me sigue ocurriendo ahora también. Pero ahora he desarrollado un método para leer que me permite disfrutar absolutamente de la lectura, aunque tal vez es un poco complicado y a la gente le divierte cuando lo cuento.

Mi método se basa en enfocar y desenfocar todo el tiempo. Primero enfoco: leo una página y me fijo en cada palabra de modo individual. Encuentro una palabra que no conozco, pero igual conozco la raíz y eso me ayuda a deducir el posible significado. O resulta que es la estructura gramatical la que me sorprende. Puedo entender el significado, ¡pero nunca en la vida lo hubiera expresado así en inglés! Eso me pone muy contenta. Es un regalo inesperado.

Después viene, casi sin darme cuenta, el desenfoque, leo la página en general. El párrafo entero y algunas palabras que no conozco se deducen por contexto fácilmente. Si tengo muchas dudas o la comprensión del párrafo es imposible, es porque hay una palabra clave que tengo que buscar en el diccionario. Pero solo busco esa palabra clave, no todas las que encuentro que no conozco.

De esta manera puedo por ejemplo dejarme arrastrar por la tensión del personaje que está en una habitación hablando por teléfono. Me basta con saber que es una habitación de hotel y que es muy básica en cuanto a mobiliario, intuyo que se describen los cuadros colgados en las paredes, la cisterna del baño que no funciona o el modelo de teléfono que es muy antiguo. Pero me da igual saber exactamente el ruido que hace el agua al caer o el tipo de cuadros que hay en la habitación. Esa información la dejo fuera porque me llevaría mucho tiempo buscar y buscar cada palabra que no conozco. El poder de la historia, lo que se cuenta, es lo que me hace avanzar, lo que alimenta mi interés.

Enfoco y desenfoco todo el tiempo de modo inconsciente. Trato de fijar mi atención en la palabra individual para luego abrirme a un campo más amplio.

Así puedo disfrutar del estilo de un autor y descubrir que hay palabras muletillas que repite todo el tiempo, incluso estructuras gramaticales básicas que le gustan de forma especial.

También me envicio con la historia y en pasajes de gran tensión me pongo frenética buscando en el diccionario esa palabra clave que me desvelará la emoción que late en el personaje, la sutil diferencia entre estar "triste" o "desesperado".

A veces me pregunto cuantas palabras necesito conocer y cuántas puedo llegar a decudir por el contexto. Eso puede llegar a depender del día, hay días que estoy más intuitiva que otros.

No creo que esto que yo llamo lectura desenfocada sea un método inventado por mí, creo que todo el mundo que aprende un idioma lo utiliza de alguna manera. Probablemente ni siquiera es la primera vez que yo lo utilizo, pero cuando estudiaba catalán o italiano eran lenguas más próximas a la mía y no era tan consciente de ello.

Ahora me doy cuenta de que cuando leo en castellano, no enfoco y desenfoco, simplemente estoy en un punto medio entre ambos.

En mi época de instituto y de colegio me tocó leer libros en inglés y me obligaban a traducir casi palabra por palabra. Era pesadísimo y me aburría soberanamente. Nunca disfruté de la lectura, pero si me hubieran enseñado a leer como viendo una película: dirigiendo mi atención a la acción principal, pero dejándome a mí perderme en los detalles o no, igual hubiera leído muchísimos más libros y aprendido muchísimo más y además divirtiéndome.

En fin, voy a desenfocar mi vista y a viajar por Los mil otoños de Jacob de Zoet, que es el libro que me estoy leyendo ahora.

¡Felices libros!

viernes, 15 de abril de 2011

CENTRAL LIBRARY



La primera vez que fui a la Central Library de Ciudad del Cabo sentí un inequívoco cosquilleo en el estómago y la excitación característica de aquel al que le sueltan en un parque de atracciones.

Estaba a la puerta de una fabrica con escaleras que comunican varios pisos entre sí y libros, libros, libros. Como para todos los "lletraferits", enfermos de los libros, eso es una visión directa del paraíso.



Lo primero que hice fue pasearme literalmente por todos los pasillos de la planta baja, ni siquiera leía las secciones, mucho menos los lomos de los libros, me bastaba con husmear el ambiente.

Al cabo de un rato descubrí que toda la planta baja del edificio era la "sección infantil": libros ilustrados, cuentos, enciclopedias con muchos colores, libros llamativos en los 11 idiomas oficiales de Suráfrica (afrikaans, inglés, ndebele, sotho del norte, sesotho, swati, tsonga, tswana, venda, xhosa y zulú).

Sillas y mesas pequeñas de colores se agrupaban cerca de las estanterías. Todo estaba vacio. Era media mañana de un día de diario, los niños estaban en el cole. Me senté y cogí varios libros de cuentos, leí sin levantar la cabeza y en silencio durante una hora y media.

Cuando me marché el día era luminoso y sabía que había descubierto un lugar donde refugiarme, la cueva de Alí Babá.

He vuelto muchas veces después de esa primera vez. Aún no tengo el carnet porque siempre se me olvida algún papel, el pasaporte o son ellos que no tienen tarjetas para hacerme en ese momento socia de la biblioteca. Es igual; lo que me gusta es ir allí y sentarme entre los libros, leer a mi antojo y sin ningún orden, a ver qué cae.

En Sudáfrica la gente es cálida y ruidosa, sobre todo, los adolescentes, y la biblioteca por la mañana está llena de ellos. Ocupan unas mesas grandes y se ponen a hacer sus trabajos y susurrar, cuando no hablar en voz alta o les da la risa tonta de los quince años. Pero en la parte de abajo, en la sala infantil, no hay nadie. Está vacía a la hora a la que suelo ir. Allí estaba yo un día, levantando la cabeza de vez en cuando con sonrisa beatífica hasta que apareció una de esas bibliotecarias de tebeo con sus gafas de pasta y su pelo canoso, una abuelita de los cuentos que amablemente me dijo que yo no podía estar ahí. "Este espacio es para los niños. Tú tienes que ir a las salas de arriba".

¡Me fui! ¿Por qué me fui? Supongo que me dejó noqueada. La sala estaba vacía, pero las normas son las normas. De ese modo descubrí otros lugares de la biblioteca, y con el tiempo puedo decir que he compartido mesa con adolescentes de instituto, con estudiantes universitarios, con amas de casa y otros visitantes ocasionales.

Supongo que la disposición de los libros en las estanterías responde a un orden interno, pero ¿cuál es? A simple vista, y después de varias visitas, me sigue desconcertando; lo cual, por otro lado, me encanta.

En mi estantería preferida tenemos títulos variados, así empiezas a mirar los lomos de los libros y te encuentras:

African Tales (Cuentos africanos)

Myths to live... (Mitos para vivir)

Djinns, Stars and Warriors (genios, estrellas y guerreros)

The Etiquette Edge. The unspoken rules for bussines success (Al borde de la etiqueta. Las reglas no dichas para el éxito en los negocios)

The office survival guide. Surefire techniques for Dealing with challenging people and situations. (Guía para sobrevivir en la oficina. Técnicas infalibles para tratar con gente y situaciones desafiantes).

Volví a releer con cierto desconcierto y me reí. Sin solución de continuidad, compartiendo el mismo espacio tenemos: el mundo de la empresa y del éxito en los negocios con los mitos, cuentos y leyendas.

¿Es una broma de algún bibliotecario? ¿Mensaje oculto? ¿El mundo de los negocios es un cuento? ¿Los cuentos son un negocio?

Profundizando en el tema, llegué a la conclusión de que, obviamente, los hombres de empresa necesitan los mitos para superar las tormentas económicas y los oficinistas, como yo he sido, necesitan el poder de las historias para convertirse en guerreros capaces de afrontar el día a día.

También los cuentistas necesitamos creer que el éxito está al alcance de la mano, que no es una frontera inalcanzable sino un objetivo a cumplir.

Mi estantería preferida termina abruptamente, pero aún hay espacio para más libros.

Tal vez sería adecuado continuar con un tono más filosófico, con títulos tipo: ¿Qué es el éxito?

O tal vez sería mejor poner los pies en la tierra y rellenar hueco con libros de ingeniería, tipo: cómo montar motores, reparar averías y otras estrategias para conseguir que la cosa funcione.

domingo, 10 de abril de 2011

LA LUCHA DE ≠KAGARA Y !HAUNU

Uno de los principales objetivos del viaje al antiguo territorio /xam que emprendimos hace un mes era observar el efecto que sobre el paisaje del Alto Karoo tienen las lluvias de finales de verano, a las que se alude a menudo en los testimonios de la Colección Bleek-Lloyd. Por supuesto, también se trataba de observar las propias lluvias y otros fenómenos asociados a ella, como, por ejemplo, las formaciones nubosas y, naturalmente, las tormentas eléctricas.

De estas últimas pudimos observar un número considerable, e incluso tuvimos la nada tranquilizadora experiencia de que una de ella se desatara sobre nosotros cuando estábamos durmiendo en nuestro vehículo en una granja llamada Springbokoog (“El ojo de la gacela”), en la parte oriental del antiguo territorio /xam.

Como me ha sucedido en otras ocasiones, el observar, o vivir, estos fenómenos sobre el terreno me permitió entender aspectos de los relatos que, hasta este momento, me resultaban oscuros. Una de estas revelaciones tiene que ver con las tormentas eléctricas, que son el objeto de un mito narrado por /Han≠kass'o el 24-25 de julio de 1879. En este kum, del que publiqué una primera traducción al castellano en mi libro La niña que creó las estrellas, dos cuñados, ≠Kagara y !Haunu, se baten sobre el páramo arrojándose rayos. Algunos autores habían interpretado a estos personajes como personificaciones, respectivamente, del rayo y el trueno, cosa que nunca me pareció convincente. La observación desde lejos de varias tormentas dejó claro que si bien el relato describe en términos mitológicos una tormenta eléctrica, no lo hace partiendo de personificaciones. En efecto, la rápida sucesión de relámpagos en lugares distintos pero muy próximos invita a pensar en un combate en el que se usa el rayo como arma arrojadiza.

A continuación incluyo una versión revisada de mi traducción del mito /xam. Si la traducción de La niña que creó las estrellas partía exclusivamente del texto de Specimens of Bushman folklore (pág. 113-119), la nueva versión tiene en cuenta el manuscrito original del relato (L.VIII. 30. 8637-8648).

He dispuesto el texto en líneas cortas porque, como explicaba en la entrada “Mantis y la Luna”, me parece que es la mejor forma de presentar los relatos de los /xam. En aras de la claridad, he incorporado al cuerpo del relato diversas aclaraciones que el narrador hizo después de dictar el texto. También he incorporado al relato varias explicaciones entre paréntesis que Lucy Lloyd añadió al texto para describir distintos gestos realizados por /Han≠kass'o mientras dictaba el mito. Las explicaciones más detalladas hechas por /Han=kass'o de varios aspectos del kum las he puesto en cursiva en lugar donde mejor desempeñan su función aclaratoria, pero hay que advertir que no forman parte del relato mismo y puede considerarse que interrumpen su flujo.

En la nota a este kum en La niña que creó las estrellas hablaba de su carácter fragmentario si bien decía que “en muchas tradiciones orales, sucede a menudo que las historias se cuenten omitiendo detalles con los que el narrador sabe que su público está familiarizado, y es probable que esto haya influido en la naturaleza ‘incompleta’ de esta versión.”

Hoy tengo claro que, estrictamente hablando, el relato no es fragmentario, y su narración de una forma en extremo estilizada y selectiva, dando por sabidos algunos aspectos fundamentales de la trama, es característica del estilo de /Han≠kass'o. Aunque todavía son muchos los aspectos de este relato que siguen siendo oscuros, hay algunos elementos sobre los que si es posible arrojar cierta luz.

Los dos protagonistas masculinos están asociados a la lluvia. En sus aclaraciones, /Han≠kass'o identifica a !Haunu como un chamán. Sus poderes son considerables, puesto que es capaz de perseguir a su fugitiva esposa y a su cuñado en forma de nube. A ≠Kagara se lo indentifica con un pequeño pájaro similar al alcaudón fiscal (Lanius collaris) un pájaro cuya presencia los /xam intepretaban quizá como una advertencia de que la tormenta se avecinaba. Ese aspecto positivo podría formar parte de su identidad mitológica, que también incluye dotes como chamán, pero un chamán que, a diferencia de su cuñado, beneficia a la comunidad.

!Haunu, por el contrario, podría estar asociado a las lluvias torrenciales y destructivas que los /xam temían. Es posible que las misteriosas pertenencias de su marido que la mujer lleva consigo sean los atributos con los que !Haunu causa la lluvia torrencial. En todo caso, recuerdan a los tambores (o vasijas) de la Lluvia que, según la descripción de /Han≠kass'o en otro relato, causó las desastrosas inundaciones de Victoria West el 27 febrero de 1871. Visto así, el mito describiría las tormentas como un combate primordial para decidir la naturaleza regeneradora o destructiva de las lluvias.

Para ilustrar el relato he seleccionado una imagen de la primera tormenta eléctrica de la que fuimos testigos. La vimos la tarde del 6 de marzo en la granja Varskans, mientras caminábamos hacia nuestro vehículo después de visitar una colina repleta de petroglifos, en la parte del territorio bosquimano que los /xam conocían como “el país de la hierba”. La fotografía está tomada a partir de una grabación en vídeo, ya que con nuestras cámaras era imposibe captar el momento preciso en que caía el rayo.



Las otras fotografías están tomadas en una colina de la granja Boven End van Keel Afsnys, muy próxima a //Gubbo Macho, la colina, también cubierta de petroglifos, que están en el corazón del territorio del que //Kabbo era custodio. Nunca antes había estado en esa colina, y me asombró esta imagen de una serpiente, ya que si bien la llamada Serpiente del Agua (waterslang en afrikaans) está muy presente en las creencias de los descendientes de los /xam que viven en El Cabo del Norte, no aparece apenas en los testimonios recogidos en el siglo XIX. La anomalía se explica en gran medida por la posición vertical de la serpiente, y su peculiar forma, que sugieren más bien su conexión con el rayo.





≠Kagara
Narrado por /Haŋ=kass'o, que lo oyó de ≠Kammi, su abuela materna y, tras la muerte de esta, de su madre, /Xabbi-ang

≠Kagara era un pájaro,
un pajarillo que se parece al alcaudón.
[Era también una persona,
un hombre de la primera humanidad.]

!Haunu era un hombre.
Era la lluvia.
Creo que, probablemente,
era un chamán de la lluvia.
Su nombre se parece al de la mucosidad
que expulsamos al sonarnos la nariz,
la mucosidad dura
que los /xam llaman !hauhaung, sí.


≠Kagara, hace mucho tiempo,
fue a buscar a su hermana menor,
fue a llevársela [del campamento de su marido],
fue a arrebatársela a !Haunu.
Y la llevó de nuevo a casa de sus padres.

!Haunu persiguió a su cuñado.
Pasó tras la colina.
Las nubes llegaron flotando,
nubes de una belleza sin igual;
las nubes se desvanecieron.
≠Kagara dijo:
–¡No te detengas!
Su hermana menor siguió caminado,
cargada de cosas pesadas,
las cosas de su marido.

≠Kagara dijo:
–No te detengas;
el campamento no queda cerca.

!Haunu pasó detrás de la colina.
Llegaron las nubes;
las nubes se desvanecieron.
≠Kagara dijo:
–No te detengas;
tú misma lo has visto.

Y cuando se aproximaban ya al campamento,
≠Kagara exclamó:
–¡Camina! ¡Camina!
Se detuvo para esperar a su hermana menor,
su hermana menor lo alcanzó.
≠Kagara exclamó:
–¿Qué pueden ser esas cosas
que cargas con esfuerzo?

Por esto,
!Haunu estornudó, sí,
de su nariz manó sangre,
porque ≠Kagara había palpado sus cosas bruscamente.

Las cosas que llevaba la esposa parecían agua.
Se desplazaban hacia adelante y la presionaban,
porque eran blandas.
Las cosas se balanceaban hacia adelante,
sobre su espalda.


!Haunu relampagueó a hurtadillas sobre su cuñado.
Su cuñado lo esquivó rápidamente;
su cuñado también relampagueó disimuladamente sobre él.
!Haunu esquivó rápidamente a su cuñado.
Su cuñado también relampagueó sobre él.
≠Kagara dijo:
–Camina cerca de mí.
Tú misma puedes ver
que tu marido no nos deja tiempo,
que no lanza de uno en uno los relámpagos.

Los dos hombres avanzaron enfurecidos.
!Haunu dijo que relampagueando
barrería a ≠Kagara.
≠Kagara no era débil,
siguió esquivando
al marido de su hermana menor, !Haunu.
El marido de su hermana también relampagueaba sobre él.
!Haunu relampagueaba sobre su cuñado.

Fue por eso por lo que
≠Kagara, disimuladamente,
relampagueó sobre al marido de su hermana con un rayo negro,
lo hizo saltar con su rayo y lo arrastró a cierta distancia.

El rayo negro es el que nos mata,
el que no vemos llegar.
Se parece a un cañonazo.
El tronar de las nubes simplemente nos sobresalta,
mientras el otro hombre yace,
yace consumido.


Así yacía moribundo el marido de su hermana menor,
así tronaba, tumbado en el suelo,
mientras ≠Kagara se vendaba la cabeza con la red,
porque la cabeza le estallaba de dolor.

Llegó al campamento.
Fue a su choza a acostarse,
mientras !Haunu yacía relampagueando
yacía allí, [agonizante.]

Y ≠Kagara fue a acostarse,
mientras frotaba [su cuerpo y el de su hermana menor]
con buchu, buchu, buchu, buchu,*
se acostó.


* El buchu es una sustancia vegetal aromática, usada como medicina e incienso.

[Después de dictar este relato a Lucy Lloyd, /Han≠kass'o explicó:]

Mis abuelas solían decir:
“≠Kagara y su compañero están peleándose en el este,
él y !Haunu.”
Cuando las nubes eran densas
y las nubes estaban en el este,
y las nubes densas parecían una montaña,
era entonces cuando las nubes relampagueaban, sí.
Y mis abuelas solían decir:
“Es ≠Kagara, [que lucha] con !Haunu.”