domingo, 3 de octubre de 2010

Waterblommetjies


Florecilla de agua: www.newplant.co.za

A finales de 2007, durante la segunda de nuestras travesías por el antiguo territorio /xam, en el Alto Karoo, le pregunté a Neil Rusch si sabía de alguna especie de planta acuática que pudiera, aunque sólo fuese de forma excepcional, darse en el territorio desértico que entonces estábamos recorriendo.

El motivo de la pregunta es que había estado dándole vueltas al testimonio de Dia!kwain, uno de los colaboradores /xam de Wilhelm Bleek y Lucy Lloyd, en el que hacía referencia a las “flores de la Lluvia”


Nenúfar amarillo: http://plantes-rizieres-guyane.cirad.fr

Madre y los demás solían contarnos que !Khwa, la Lluvia, se lleva a las muchachas que han desatado su cólera. Las muchachas se quedan en la charca a la que !Khwa las lleva.

!Khwa relampaguea y las mata. Su aspecto cambia; las muchachas se transforman en estrellas. Así, madre y los demás no contaban que una muchacha, cuando la Lluvia se la ha llevado, se convierte en algo parecido a una flor que crece en el agua. (Fue la madre de =Kamme-an, /Abbe-ttu, quien hace tiempo le habló a mamá de la flor que crece en el agua. Lo hizo porque le parecía que mamá dudaba de que se convertiría en flor si no temía a !Khwa.)

Quienes no sabemos esto, al verlas allí, en el agua, tan hermosas, pensamos: «Iré a coger las flores que crecen en el agua. Porque son muy bellas». Madre y los demás nos decían que la flor —al ver que íbamos hacia ella— desaparecía en el agua. Nosotros pensábamos: «¿Dónde están las flores que crecían aquí? ¿Por qué ya no las veo en lugar donde estaban?». La flor desaparecía en el agua cuando veía que íbamos hacia ella; dejábamos de verla porque se sumergían.

Por eso madre y los demás nos decían que no teníamos que acercarnos a las flores que vemos crecer en el agua, aunque percibamos su belleza. Porque son muchachas a las que las !Khwa se ha llevado. Parecen flores, porque son las esposas de !Khwa. Las miramos, pero las dejamos estar. Nosotros deberíamos imitarlas y hacer lo mismo. (La niña que creó las estrellas, relato 43)


Cuando leí este testimonio por primera vez, pensé que todo lo que en él se contaba pertenecía al ámbito de lo mitológico, pero de pronto, al recordar la charca de Varkrans (que, por cierto, está en el territorio de Dia!kwain, y que nosotros habíamos visitado el año anterior), caí en la cuenta de que las “flores de la Lluvia” bien podían ser un tipo de nenúfar. El caso es que Neil me contestó que en ese momento sólo le venía a la cabeza un tipo de nenúfar, muy extendido en la zona de El Cabo, que, además, era el ingrediente principal de un tipo de estofado.

“Es un lástima que ahora no sea temporada, porque a Loubie, mi mujer, le sale de maravilla.
Por otro lado, ella es arquitecto de paisajes y entiende bastante de plantas, así que ella podría también ayudarte a identificar la especie. Realmente, tiene sentido que Dia!kwain se estuviera refiriendo a planta real. En este lugar tan árido no se verían nenúfares con frecuencia, pero, como ya sabes, cuando había lluvias excepcionalmente buenas los aguazales se llenaban, y es posible que en algunos casos germinaran semillas de nenúfar traídas por el viento. Se las vería tan de raro en raro, que es natural que los bosquimanos las consideraran algo realmente sobrenatural”.

Unos días más tarde, durante una agradable fiesta de despedida en casa de Tanya Barben, Loubie me iluminó sobre el tema y puso a mi disposición varios libros sabios sobre plantas surafricanas, a partir de los cuales llegué a la conclusión de que, entre las varias candidatas a considerar, había dos especies que podían corresponder a las “flores que crecen en el agua” a las que se refiere Dia!kwain. Una de ellas es el nenúfar amarillo pequeño (Nymphoides thunbergiana), cuya área de distribución va desde el sur de El Cabo hasta Zambia.

La otra especie, Aponogeton distachyos, es conocida en afrikaans como waterblommetjie o wateruintjie, y se da sobre todo en la parte sudoeste de El Cabo. Es esta la especie que, como Neil me dijo en su momento, y me recordó Loubie al hablar del tema, tiene un extendido uso culinario en la gastronomía de esta parte de Suráfrica. Loubie prometió prepararme el suculento estofado que se preparara con estas “florecillas de agua”, y la oportunidad de hacerlo se presentó el pasado 9 de septiembre, a los pocos días de que llegáramos aquí. Os podemos asegurar que es realmente delicioso.







La temporada de los waterblommetjies, como pudimos averiguar hace unos días por el extraordinario aroma que, irresistible, nos llegaba desde la cocina de Tanya y que, al preguntarle hoy al respecto, resultó emanaba de su versión del susodicho estofado. Ha prometido volver a prepararlo para nosotros y, sí, amigos, ¡le hemos tomado la palabra!

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