domingo, 18 de septiembre de 2011

Kimberley, la ciudad de los diamantes.

Estamos en Kimberley desde el martes porque Jose tenía un congreso y daba una ponencia sobre Louis Anthing. Aquí le vemos en acción:



Estar en este congreso: Resisting Colonisation: The Northern Cape Frontier 1850-1900, organizado por el Mc Gregor Museum ha sido una experiencia muy interesante. La mayor parte de la gente que escuchaba las conferencias no eran estudiantes universitarios y académicos, sino gente corriente que quiere saber su pasado para entender su presente.

Era emocionante ver que la historia tiene un peso vivo y no duerme en los archivos.

La ciudad de Kimberley nació alrededor de 1867 cuando se descubrió que había una mina de diamantes. Hasta entonces los colonos no tenían especial interés en el área, pero a partir de esa fecha se desencadenaron una serie de acontecimientos que llevaron a la desposesión de tierras de los indígenas que vivían aquí, en su mayoría tswana y bosquimanos, se construyó una próspera ciudad y la extracción y el comercio de diamantes se convirtieron en una forma de vivir y de morir.

Ahora mismo una de las atracciones turísticas de la ciudad es visitar el Gran Agujero. Un espacio enoorme en el centro mismo de Kimberley que da vértigo cuando te asomas para mirarlo desde la barandilla.



Desde luego si uno piensa en la de energía, trabajo y polvo que hay que tragar para lucir una bonita y brillante piedra en los dedos, resulta grotesco y brutal.

Hoy en día quedan casas espectaculares, parecen salidas de un sueño millonario.

Se cuentan historias de fantasmas que las habitan.







Mucho antes de que los colonos llegaran, antes, mucho antes, los primeros habitantes de la tierra paseaban por aquí.

Con el arqueólogo Dave Morris visitamos ayer varios lugares.

La Canteen Kopje, literalmente la Colina cantimplora, donde también había diamantes, probablemente sigue habiendo, y donde al excavar empezaron a salir herramientas de hasta hace 1 millón de años. ¿Os imagináis? También da vértigo asomarse allí, aunque por otras razones.



Tuvimos en la mano "moldes" de bifaces de cientos de miles de años de antigüedad. Estas "hachas de mano", como las llaman aquí, son la herramienta humana más antigua que se conoce y dejó hacerse hace no menos de 250 mil años, cuando se empezaron a crear herramientas más pequeñas. El lugar era utilizado por el homo erectus, un antepasado común de toda la humanidad, como taller de trabajo para crear herramientas.

El museo podría crear un centro de visita fantástico en la zona para estudiar distintos periodos de habitat humano, pero hay muchos intereses que lo impiden. Todavía nos sigue atrayendo más el poder de las piedrecitas brillantes, que preguntarnos de dónde venimos. Cómo si fuéramos a vivir para siempre...

No muy lejos de allí, hay un pavimento glacial llamado Nooitedach que se oculta debajo del agua un par de veces al año, si las lluvias son muy intensas. Dave calcula que este pavimento fue creado hace unos 2.500 años.

Si lo visitas al atardecer, la mejor hora para admirarlos, los grabados se ven muy bien: formas de animales emergen de la roca, dibujos esquemáticos, soles y estrellas. Muchos arqueólogos y estudiosos del arte rupestre piensan que para la gente que los tallaba, los grabados tenían vida propia. No me extraña, cambian con la luz, se ocultan y vuelven a aparecer. Son diferentes en cada estación del año. Tienen algo mágico y telúrico. Nos recuerdan además el soplo que es el momento presente. Eso sí, un hermoso momento que merece la pena ser disfrutado.







2 comentarios:

  1. bellísimos grabados!!!!!! como me gustaria verlos!!! Espero que Joe Manuel encuentre en Kimberley todo lo que anda buscando de Anthing y que los dos disfruteis de a estancia
    besos enormes a los dos

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  2. Gracias, Harmo.

    Sí, Jose está encontrando cosas, aunque queda mucho por buscar y encontrar.

    Yo me lo paso pipa mirando periódicos de 1883. A ver si puedo publicar una entrada pronto.

    Besotes

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