miércoles, 21 de noviembre de 2012

LESOTHO

Hace tan solo una semana volvimos de Lesotho, pero últimamente llevamos un ajetreo tal que parece que han pasado mil años.

Nos quedan menos de cuatro semanas antes de nuestra partida y por mucho que intentamos no acelerarnos, de hecho vivimos con un pie en Sudáfrica y otro en España.

Me siento acumulando experiencias y sin el tiempo necesario para asimilarlas.

Pero es bonito. Es bonito tener los ojos abiertos y respirar cosas nuevas. Ya llegará el momento de descubrir en nosotros mismos, todas las cosas que hoy experimentamos.

¿Por dónde íbamos? Ah, sí, Lesotho.

Lesotho es un país dentro de un país más grande, que es Sudáfrica. Creo que la mayor parte del territorio es alta montaña. Allí nos fuimos con un grupo de arqueólogos e investigadores a seguir las huellas de Orpen y Qing, un magistrado británico y un bosquimano que en diciembre de 1873, y por avatares del destino, se encontraron en ese paisaje e intercambiaron historias.

Los abrigos que ellos visitaron Sehonghong y Melikane conservan todavía pinturas rupestres, aunque el estado de conservación de las mismas es muy precario, cada día se desvanecen un poco más.





Los basotho son bastante amistosos y en seguida aprendimos a intercambiar saludos:

-Dumela.
-EEEEEIIII

Los niños nos miraban tumbados en las rocas; o se acercaban a preguntarnos qué haciamos mirando las pinturas; o por qué dormíamos en el suelo, como si no tuvieramos camas...


Y todo en medio de un paisaje de quitar el aliento.

Caminando por el techo del mundo.

Otra forma de vida más apegada a la tierra.

Dura, aunque hermosa.






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