miércoles, 2 de mayo de 2012

ESCUCHANDO

Hace unos días regresamos de nuestro viaje por el Cabo de Norte.

Visitamos tres lugares: Brandvlei, Swartkop y Vanwyksvlei.


Ninguno de estos sitios es turístico. Todos vivieron tiempos mejores, pero a nosotros nos han dado, una vez más, la oportunidad de sorprendernos.

El paisaje es tan plano que tienes la sensación de poder ver a kilómetros de distancia.

Cuando el cielo se cubre de nubes el paisaje cobra movimiento, incluso las piedras vuelan. Y tú con ellas.


La tierra está siempre sedienta, así que cuando llueve es una bendición.


Pero la mayor parte del tiempo, no llueve, hay que buscar el agua debajo, debajo del suelo. Por eso, viajando por el Karoo, verás siempre las viejas "windpomp" aprovechando la fuerza del viento para bombear un poco de agua a la superficie.


El viento es sin duda otro protagonista activo del paisaje. No hace falta cerrar los ojos, ni esforzarse, lo oyes ulular y algo te dice, aunque no sepas qué.

Por la noche la tierra está negra, pero el cielo está iluminado de estrellas. La vía láctea, la Cruz del Sur, las nubes de Magallanes. Para los /xam: !ko (Pavesas), // kha /aiti (Leonas) Toi //neing /kwatti (Estrellas del nido de avestruz).

Hay gente que piensa que en el Karoo no hay nada, otros pensamos que allí está todo. La tierra es dura, sí, no puedes cultivar porque nada crece, solo las ovejas parecen ser un negocio mas o menos viable hoy en día.

Y sin embargo, allí vive gente, y no solo los granjeros que crían ovejas, también gente que vive en casitas humildes, a menudo de adobe.


Hablamos con ellos. Jose tiene el proyecto de entrevistar a descendientes de los bosquimanos que hace años ocuparon estos lugares. Muchos aún repiten aquello de los "bosquimanos salvajes" que tuvieron que ser "domésticados". Y duele oírlo. Pero ellos son sin duda los que habitan el paisaje ahora, y lo hacen porque otros antes que ellos no se rindieron ante las dificultades.

Hemos oído historias de hienas y chacales, de leones y de fantasmas. Historias personales de los viejos tiempos.

No hemos visto a la serpiente del agua que atrapa a la gente guapa, pero sí vimos al animal de la lluvia cabalgar por la llanura.

Y seguiremos escuchando mientras haya quién nos guíe. Aquí estamos con Ouma Sophia en Vanwyksvlei.

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